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Castilla y León: ¿comunidad autónoma o regional?

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CUENTA la Biblia que, en aquel tiempo, se acercaron unos judíos a Cristo y le preguntaron si era lícito pagar tributo al César. Cristo les respondió sabiamente: dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios Después de casi veinticinco años de la creación de la llamada autonomía de Castilla y León, me surge la duda de si esta comunidad es autónoma o regional. No me sirve que el nombre oficial sea comunidad autónoma, la realidad es tozuda, no es que parezca regional, es que es regional. Cuando se informa en España o en las comunidades autónomas sobre legislación oficial se utiliza unicamente la palabra estatal o autonómica. La excepción es Castilla y León. En esta comunidad, cuando se informa sobre legislación oficial o sobre legislación general se utiliza la palabra regional en lugar de la palabra autonómica. Así, desde el Gobierno autonómico o entes oficiales como la televisión, incluso prensa y radio, se dice: gobierno regional, exposición regional, cortes regionales y así un largo etcétera, mostrando una verdadera obsesión por utilizar la palabra regional, nunca autonómica En el libro La memoria histórica de Castilla y León , editado por la Junta en el año 2003, se reconoce que no ha existido una historia regionalista de Castilla y León. Lo de libro es un decir, porque no es más que un esperpento en forma de libro, lleno de mentiras, exageraciones y hechos inventados. Sobre este libro ya escribí un artículo publicado en esta misma sección el día 4 de febrero pasado. Ese reconocimiento de la propia Junta demuestra que jamás existió una región llamada Castilla y León. Cuando se formó el Estado de las Autonomías según la Constitución Española, cada región tuvo su autonomía, excepto las regiones castellana y leonesa. Pudieron haber hecho una Autonomía con Asturias y Galicia juntas, o con Aragón y Cataluña, o con Baleares y Valencia, pero no, el experimento se hizo con Castilla y León. Digamos que políticamente es sospechoso, y más sospechoso todavía que Castilla no fuera incluída en su totalidad. Las provincias de Santander y Logroño, hoy llamadas de Cantabria y La Rioja, fueron apartadas de la Comunidad. Repito, realmente sospechoso. Se dio entonces la explicación «interesada» de que se hizo por razones de Estado, para formar un contrapeso a los nacionalismos periféricos El experimento no es que haya salido negativo, es que ha salido todo al revés de lo esperado (o tal vez salió lo deseado), no había ninguna posibilidad de que saliera bien. Los nacionalismos periféricos tienen hoy más poder que nunca y además una gran influencia en todos los asuntos del Estado. Y si pretendían vertebrar el conjunto de las nueve provincias castellanas y leonesas, el resultado es justamente el contrario. No existe ninguna otra Autonomía española con unas diferencias tan grandes como las que hay en esta Comunidad, llevando la peor parte las provincias leonesas. Las estadísticas oficiales dan prueba de ello. No puedo entender el experimento hecho con esta autonomía. Si querían formar una gran autonomía con las dos regiones, la castellana y la leonesa, lo más lógico es que ambas regiones hubieran recibido separadamente las mismas competencias y el Gobierno Autónomo hubiese sido el enlace de ambas regiones. Así se hizo durante cientos de años con los Reinos de León y de Castilla. Cada Reino tenía sus propias competencias y el enlace entre ellos era el Rey, y la cosa funcionó Esta autonomía regional ha actuado en todo momento de una manera equivocada. Ha anulado el regionalismo castellano y el regionalismo leonés desde un principio. Como mínimo, debo decir que se ha faltado el respeto a castellanos y leoneses. Claro que lo peor ha sido la actuación. Su comportamiento ha sido de un radical nacionalismo pucelano. Es sabido que la primera víctima del nacionalismo es la educación. Pues bien, el nacionalismo pucelano lo primero que ha hecho es eliminar la Historia de León de todos los libros que ha publicado la Junta incluídos los libros de texto. Esta eliminación de la Historia de León deja un vacío de contenido histórico de más de trescientos años en la Historia de España.. A ver como se explica que la Reconquista llegase en esos años hasta la actual Andalucía. En esos trescientos años, de 910 á 1230, sólo podemos leer algunas leyendas de Fernán González, la «gran» batalla de las Navas de Tolosa con el Rey castellano Alfonso VIII como gran protagonista y sobre todo las «hazañas maravillosas» del Cid Campeador. Pero una aclaración de quién y cómo llegó hasta el Río Duero, luego al Río Tajo y posteriormente hasta la misma provincia de Huelva es un misterio para los lectores de los libros de la Junta. Tal vez, algún día nos cuenten que los musulmanes peninsulares retrocedieron ellos solitos asustados al ver imágenes del Cid Campeador por todas partes. A mí, desde luego no me extrañaría nada, pues cosas peores han escrito La negación por parte de la Administración Autonómica de que esta Autonomía se compone de dos regiones bien diferentes, región castellana y región leonesa, está complicando en gran medida la vertebración y el desarrollo económico igualitario de las nueve provincias. Es evidente que un castellano no es ni se siente leonés y un leonés no es ni se siente castellano. Esto es lógico y lo normal, lo contrario sería de preocupar. Se extraña la Junta que los ciudadanos de esta Autonomía «Regional» sean los más pasivos y los menos interesados de toda España por la política. La solución es fácil: dad a Castilla lo que es de Castilla y a León lo que es de León. Así de fácil.

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