Líderes

EL LÍDER del PP, Mariano Rajoy, es uno de los políticos personalmente más sólidos y valiosos de este país, y esta opinión es compartida incluso por sus adversarios más conspicuos, que suelen destacar en sus comentarios que este personaje ilustrado destaca por su escasa afición al poder y por el hecho de que no ser un verdadero asesino político , un auténtico killer , condición supuestamente indispensable para triunfar en la jungla electoral. Y sin embargo, es manifiesto que el liderazgo de Rajoy no está consolidado. Y es manifiesto que tendrá que ejercer toda su autoridad para poner en orden en algunas circunscripciones -Madrid, Valencia, Cataluña- en la que los barones se disputan el protagonismo y la eminencia. El problema de Rajoy, que se resume en su necesidad de ganar a toda costa en marzo si no quiere verse definitivamente desplazado, no proviene sin embargo de su propio desempeño del liderazgo: radica en su falta de legitimidad de origen. La debilidad de Rajoy se debe, sencillamente, al hecho de que esté donde está por voluntad arbitraria de Aznar. Y ello es la causa de una disfunción que probablemente no pueda resolverse sin cirugía.