Diario de León

APOLOGÍA DEL BIEN

¡El ciudadano!

Publicado por
BERNARDINO C. GONZÁLEZ-HALLER 1397124194
León

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EL DERECHO a ser tratado como ciudadano aún es débil. A lo largo del recorrido por la historia se ha pasado, teóricamente, de esclavo a súbdito y de súbdito a ciudadano. Pero más allá de las voces que hacen particiones de los derechos, siempre está ahí presente la verdad de la pobreza y de la nueva esclavitud dando pena. Y siempre está presente el poder con sus habilidades representando a los pobres para que no tomen la palabra y se organicen. Y es que los pobres y los esclavos no tienen representantes pobres, los representan intelectuales y funcionarios de élite que hablan de pobreza para defender la riqueza. La representación no deja hablar a los ciudadanos, su voz se pierde al salir de la boca o se deriva hasta que se pierde en la pura burocracia. Decir algo en nombre propio es muy curioso, porque al mismo tiempo que piensas que eres un ciudadano te das cuenta que el derecho se aplaza hasta que un funcionario o un juez reconozca, no se sabe cuando, si el ciudadano merece o no tener derecho. Es posible que si nos ponemos a pensar, el pensamiento nos conduzca por el camino de la solución. Los fundamentos de la democracia real y los fundamentos del capitalismo actual son incompatibles. La democracia real se basa en el principio rector del respeto. Sólo se respeta a los ciudadanos cuando el sistema político y económico garantiza sin restricciones la buena educación, la buena sanidad y establece una equivalencia ética entre deberes y derechos de los buenos ciudadanos. Mientras el principio rector del capitalismo conduce a la acumulación de riqueza y eliminar al otro (principio de competitividad) Aunque nosotros tenemos teóricamente derechos bien definidos, de hecho, los actores del poder económico o político nos tratan como súbditos. Suben los precios y los intereses como y cuando quieren. Pero lo triste es que la mayoría de los ciudadanos lo aceptamos. Un ciudadano ejemplar es el que cumple todos sus deberes con rigor e inteligencia y exige beneficios de todos los derechos puntualmente (por ejemplo: aquí tenemos derecho a la sanidad, pero nos podemos morir en una lista de espera, de hecho muchos se han muerto, antes de que nos opere el cirujano). Un sistema es democrático si garantiza en el acto los derechos y los deberes. La Constitución dice que todos somos iguales ante la ley, pero los diputados hacen leyes que nos hacen desiguales. O sea, somos desiguales por ley. Unos pocos, con el paraguas de la ley, cobran más de diez mil euros al mes, más coche oficial, dietas y gastos de representación. Al otro lado, la mitad de los pensionistas están condenados a vivir con pensiones miserables y la mayoría de las trabajadoras y trabajadores tienen que trabajar por 800 euros. Eso demuestra que la mayoría sólo vale 800. O aún menos.

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