FRONTERIZOS
Punxstawnwey
PUES YO NO SÉ si el invierno ya está encima, como pregona la sabiduría popular que ocurre después de la Encina, pero el otoño llega con el calor que el verano nos ha negado, un calor como más pegado al titular de prensa, un calor de tinta y charleta, de barra de café y godello con chascarrillo. La Ciudad del Puente, creo que ya lo he escrito más de una vez, es Punxstawnwey, la pequeña población en la que el hombre del tiempo queda atrapado dentro del «día de la marmota» en aquella película interpretada por el sorprendente Bill Murray y la siempre hermosa Andie MacDowell. En la Ciudad del Puente se oyen periódicamente las mismas voces, se leen las mismas noticias, se envían los mismos comunicados, ocurren exactamente las mismas cosas que antes habían ocurrido, pero nadie se da cuenta porque todos estamos atrapados en ese «día de la marmota» de Punxstawnwey. En la Ciudad del Puente, la oposición municipal dice que la reina de las fiestas es una antigualla machista que debe desaparecer, califica el programa de «continuista» (un término que vuelve en diciembre, cuando toca hablar de presupuestos) y dice que los precios de los conciertos son caros, lo cual yo no digo que no sea verdad, entiéndanme, sólo que es lo mismo que llevo oyendo invariablemente a finales de agosto desde hace un cuarto de siglo. De este lado del Manzanal es tomar posición la asamblea del Consejo Comarcal y empieza a crearse en los titulares de los periódicos un guión de Francisco Ibáñez para una viñeta de aquel inmueble situado en el 13 Rue del Percebe, trasladado a los efectos al Edificio Minero, donde se repite con variaciones la movida de hace cuatro años mientras se va yendo por la alcantarilla el ya escaso prestigio que le quedaba a la institución.