EL BALCÓN DEL PUBLO
Estamos de estreno
TAMBIÉN LOS MESES mueren. Como la actriz Enma Panella, el columnista Paco Umbral, el futbolista Antonio Puerta y el escritor y aristó crata Vi lallonga. Hemos enterrado el mes vacacional de agosto y se inicia el de la vuelta al tajo. Hola y bienhallados. Estrenamos septiembre y curso político, que también será electoral. Si el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no dice hoy lo contrario en la campa de Rodiezmo, la cita con las urnas será el 9 de marzo próximo. Queda, pues, medio año de dureza extrema, de acoso y derribo, ruín a veces, intolerante e insufrible, pero apasionante. Ayer abrió la precampaña Mariano Rajoy. Y lo hizo en Galicia, su feudo natural. Su discurso tuvo el tono de campaña, con felicitación expresa a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado por las detenciones de cuatro miembros etarras en Francia. Una felicitación a la que le puso crespón político de exigencia al Gobierno: la ilegalización de los gupos filoetarras que siguen sin condenar los atentados. Y si Mariano R ajoy abrió la caja electoral en Galicia, hoy lo hará el presidente Rodríguez Zapatero en Rodiezmo, en el mitin-fiesta sindical y minero. Constituye, como cada año, el pistoletazo de salida. Aunque la fiesta-mitin cuenta con teloneros de lujo (Areces, Guerra y Méndez). Iimporta sobre todo las líneas que marque el presidente del Gobierno. Serán las que el Ejecutivo y el partido que lo sustenta aplicarán de aquí a las elecciones de marzo. Pero antes de echar la vista al horizonte nuevo, quiero repasar algún acontecimiento de agosto. El primero es que, por fin, el PSOE salió del enredo en Navarra dejando gobernar a UPN, formación de la derecha que obtuvo la mayoría relativa. Se impuso la lógica democrática y el sentido de Estado. Si también se hubiera impuesto la lógica democrática, los populares hubieran dejado gobernar a los socialistas en Canarias y los socialistas a los populares en Baleares. Pero ya se sabe que lo que más falta es sentido común. Otro asunto destacado durante el mes de agosto -al margen de topillos, fuegos bacterianos y demás cercanías- han sido las averías en Barcelona. Y digo conscientemente en Barcelona, porque no se la debe confundir con Cataluña. Primero fueron unas averías de empresas eléctricas, después el mal servicio de otra empresa de equipajes en el aeropuerto, a continuación problemas en los trenes de cercanías, derivados de la construcción del AVE. Todo ello ha sido utilizado por los nacionalistas catalanes para pedir la cabeza de la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, que se mueve como una yegua hispano-bretona, chantajear al ministro de Economía, Pedro Solbes, y presionar al presidente Rodríguez Zapatero. Por supuesto, con el apoyo del PP, que como se decía en el León castizo, «anda a las caídas». Para desgastar al Gobierno le vale cualquier mercancía por averiada que esté. Los nacionalistas catalanes han decidido explotar durante las próximas semanas y meses las averías ocurridas para sacar rendimiento político. Zapatero ya ha cerrado filas con ambos para no ceder al chantaje. Quienes demostraron su incompetencia cuando se les cayó el túnel del Carmelo y llamaron a Zapartero para que diera la cara -éllos no se atrevían a mirar a los ojos al vecindario- no pueden responsabilizar al Gobierno de la nación de unas averías de las que no es responsable. Además, la clase política catalana, castigada con el máximo nivel de abstención, no puede pretender recuperar popularidad haciéndose de nuevo la victimista. Ya lo tenemos claro en esta España de las autonomías: cuando un Ejecutivo regional o un consejero autonómico basa su estrategia o dedica su actividad política fundamentalmente a criticar o lamentar el apoyo del Gobierno central, lo único que pone de relieve es su incompetencia para la gestión de los asuntos que tiene encomendados. Y esto es de aplicación igual en Cataluña, que en Castilla y León, o en cualquier rincón y esquina de España.