EN BLANCO
En el camino
EL DÍA 5 de septiembre del año 1957, Gilbert Millstein, crítico literario del New York Times, aclamaba la aparición de En el camino , calificando la insólita novela de Jack Kerouac como «una auténtica obra de arte» y profetizando que se convertiría en la Biblia de la generación beat. Acertó de pleno, pues la trepidante crónica llena de acción, amor y exaltación lírica y alcohólica, sigue siendo uno de los libros más influyentes del siglo XX, vendiendo en la actualidad cerca de cien mil ejemplares anuales. Escrito en un rollo de papel continuo, a lo largo de veintidós días tecleando sin descanso en una destartalada máquina, narra las experiencias aventureras vividas después de la II Guerra Mundial por Kerouac y sus amigos, tan rebeldes y pasados como el máximo representante de la contracultura en los Estados Unidos. En un periplo jalonado de alcohol, música, sexo y drogas, semejante pandilla de ratas de ciudad se paseó por Nueva York, Nueva Orleáns, Méjico, San Francisco y Chicago, en una carrera sin fin hacia los más radiantes sueños de infinito. En el camino ya ha cumplido medio siglo de vida, pero mantiene su estatus de novela viva que encarna los sueños de toda una generación decidida a poner en solfa los valores de aquel mundo que no daba más de sí. El fulgurante éxito pasaría luego su lógica factura a Jack Kerouac, fallecido en el año 1969 como consecuencia de una cirrosis derivada de sus excesos con la botella. Pero su nombre sigue ahí, en lo más alto del panteón beat, junto a sus antiguos compinches William Burroughs y Allen Ginsberg. No merece otra cosa un autor cuya filosofía vital, cumplida punto por punto, tuvo como valores máximos «un coche rápido, una larga carretera y una chica guapa al final del camino».