CELTAS CORTOS
Nuestras naranjas mecánicas
CADA DÍA QUE pasa se ve con más claridad que de los asuntos del tráfico debe ocuparse un Ministerio de la seguridad y el crimen. Las comparecencias periódicas del ministro del ramo y de su director general dando cuenta de las oscilaciones en el reguero de heridos y muertos, así como de la enésima medida para reducirlos, me parece que ocultan una marabunta gigantesca que nos está metiendo en una ratonera. Esa marabunta tiene de entrada una versión heroica y patriótica en el culto a la velocidad de nuestros campeones del mundo de fórmulas uno y motociclismo. Luego están los videojuegos que ya, según datos del sector, entretienen a casi nueve millones de españoles. Dos de los más vendidos son: Need for Speed y Grand Theft Auto . El primero, calificado para mayores de 12 años, ofrece: «Inmersión de carreras callejeras de autos deportivos combinando la emoción de las carreras ilegales con la intensidad de las persecuciones policiales; deshazte de tus oponentes, esquiva a los policías; tendrás que ir construyendo tu ficha policial e ir escalando puestos en la lista negra de la policía». El segundo -se supone que sólo a la venta para mayores de 18 años- toma su nombre de la expresión judicial norteamericana para el robo de un vehículo. En estos divertidos entrenamientos, perdón entretenimientos, se dispone de varias vidas en caso de salir malparado. E incluso se pueden ir acumulando vidas si se hacen los méritos oportunos, para así seguir con el jolgorio. En un cibercafé mientras consultaba mi correo electrónico unos chavales comentaban sus progresos en estos juegos virtuales con expresiones del tipo: «Me mataron» o «liquidé a cinco». Un tercero añadía que no pensaba perderse la última peli de Tarantino titulada Death Proof en la que, al parecer, un asesino maniático, a bordo de un enorme y poderoso vehículo, se dedica a aterrorizar y matar gente por la carretera. Dudo de que, con estos intensivos cursos audiovisuales, repartir brazaletes reflectantes para los peatones sea una buena idea porque, mientras ruja a sus anchas esa marabunta, muchos automovilistas no distinguirán la realidad de la ficción. 1397124194