Estamos de saldos

LO QUE MÁS HONRA a los socialistas de este tiempo es que han tomado en serio el problema de la vivienda. Quizá no encuentren una solución, pero lo intentan. A veces rozan el ridículo, como cuando la ministra Trujillo habló de los pisos de miniatura y se hizo el moño un lío con las soluciones habitacionales. Pero jefe Zapatero no ha perdido la esperanza, y lo intenta con una Carmen Chacón que tiene bastante empuje como para soñar, bastante frialdad como para asegurar que la mayoría de los españoles no estamos agobiados por el dinero, y un día de estos nos sorprenderá con un paquete de «potentes medidas». En espera de tales mágicas aportaciones, don Manuel Chaves y su gobierno de Andalucía abren la caseta de las oportunidades y asombran al resto de nación: pisos «pa» todos. Todo aquel ciudadano que gane menos de 3.000 euros mensuales -supongo que la inmensa mayoría de la población, porque estamos hablando de un salario de medio millón de pesetas- tendrá garantizada vivienda por ley. Nada de promesas vacías o proclamaciones teóricas: viviendas garantizadas por ley. La iniciativa es tan discutible, que ha dividido al gobierno central: mientras Carmen Chacón aplaude, Pedro Solbes aporta las dudas. Dicho de otra forma: mientras el corazón socialista se pone contento, la realista voz de los números se pone a temblar. La idea de Chaves puede ser disparatada, pero tiene varios aspectos defendibles. Desde un punto de vista legal, si estamos ante un derecho que proclama la Constitución, es evidente que hay que hacer una norma que garantice ese derecho. Desde el punto de vista de la justicia social, nadie puede discutir los dos tramos que ofrecen: uno, para ingresos menores de 500 euros, que es justo que reciban un apoyo público. Otro, para ingresos más altos, que dispondrán de casas que no les «requisen» más del 33 por ciento de sus percepciones mensuales. El único problema es: ¿dónde están esas casas? Hay que hacerlas. Hay que desarrollar inmensos programas de protección oficial. Hay que hacer un enorme esfuerzo económico para financiar su construcción. Y hay que hacer muy bien las cuentas para no meter a las administraciones públicas -en este caso la andaluza- en unos compromisos permanentes, nada menos que garantizados por ley. Si yo estuviera en la piel de Carmen Chacón, también me ilusionaría: la idea de Chaves le sirve de globo sonda para sus propias iniciativas. Pero, si fuera Solbes, estaría también como él: temblando por las consecuencias de esta apertura de los saldos electorales. Llevamos una carrera de regalos como no se había visto: ayudas por hijo, pensiones, pisos financiados con recursos públicos¿ Unos meses más, y Jauja será un aprendiz de España.