Esto empieza ahora

EL VERANO es un prólogo. En septiembre llega su educada prolongación y empiezan ausentarse esos señores con bermudas y abundante capilosidad en las extremidades inferiores. El veranillo del membrillo, así llamado en recuerdo de cuando había membrillos. Se van los vecinos apócrifos que alquilaron un piso precisamente junto al nuestro, se retiran los toldos y las sombrillas de la playa y hasta desertan las medusas, que son como los mocos de Neptuno, que coge unos resfriados enormes por vivir siempre en sitios húmedos. Los veranos se van despacio, ya que a nadie le gusta retirarse a sus cuarteles de invierno, pero las hipotecas suben y se nos habla del nuevo desmantelamiento de ETA, que no será ni el último ni el de verdad. Lo más llamativo de esta vuelta ha sido encontrarnos con un presidente españolista y un Papa ecologista. Uno quiere salvar a España y otro pretende salvar al planeta. Zapatero promete subir las pensiones y Benedicto XVI promete subirnos al cielo. Dos opciones favorables, si bien una más urgente que la otra. El primero ha incorporado la franja amarilla a su color favorito y el segundo se ha vestido de verde. No sé por qué, se me antoja más difícil salvar a España, que es una pequeñísima y trascendente parte del planeta, que salvar el planeta entero. Tanto Zapatero como su Santidad tienen objetivos arduos, pero el primero va de paisano y sus ofertas parecen menos sólidas. Tiene más rango, aunque la misma credulidad, la que ofrece el vicario de Cristo. Después de tanto tiempo oyendo hablar de los Papas, incluso del Papa Negro, ahora se habla del Papa verde. Debemos confiar en el futuro, aunque él jamás haya depositado en nosotros la menor confianza. Nos conoce desde hace mucho tiempo. 1397124194