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Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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HAY COSAS que se ven venir y sin embargo no llegan. Otras, por el contrario, son coherentes con su andadura y acaban viniendo, aunque no sean bien recibidas. La historiadora Carmen Iglesias confiesa que se echó a temblar cuando oyó decir que se discutía «el término nación». Otros se echan a reír, pero es confortador que exista tan alto porcentaje de votantes de los dos partidos mayoritarios que estén de acuerdo en que la bandera no debe ser arrumbada. Les parece bien que siga ondeando en los edificios públicos. Se conoce que después de tanto tiempo forma parte de su álbum visual. Un poeta aseguró que la patria existe «al azar de las migraciones y del pan que da Dios». Quizá sea cierto, pero el patriotismo se tambalea cuando sube el pan. Para el otoño, cuando las hojas caigan, va a elevarse su precio en un cuarenta por ciento. No es una buena noticia. Para compensar ese augurio funesto, parece que los pisos van a estar tirados, sobre todo en Andalucía. Quienes ganen menos de 3.000 euros al mes tendrán derecho a una vivienda digna, aunque no se especifique digna de quién, ni tampoco se precise si todos esos pisos serán muy céntricos. No importa que tengan vistas al mar, o bien a la montaña, o sólo se vean desde ellos otros pisos. El caso es tener un suelo, con su correspondiente techo, pero la sugestiva oferta coincide con la crisis de la construcción, que ha elevado el paro, situándolo en los dos millones de compatriotas, incluidos los que han venido de fuera. Eso de garantizar por ley una vivienda, ya sea de alquiler o de propiedad, es el sueño dorado de todos, incluso de los vagabundos, pero la única ley que se cumple inexorablemente es la ley de la gravedad. El sector del ladrillo pone siempre trabas a los proyectos mejor intencionados.