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TRIBUNA

Topillos, dejadez y desconcierto Día del cooperante

Publicado por
SARA GARCÍA MARTÍN JESÚS SALAMANCA ALONSO
León

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HOY, DÍA 8 de septiembre, se celebra por segundo año el Día del/la Cooperante. Con la designación de este día se quiere reconocer el trabajo que más de 1.400 ciudadanos/as españoles/as realizan en las zonas más desfavorecidas del mundo, a favor de la mejora de las condiciones de vida de las poblaciones y personas más empobrecidas. El trabajo de los cooperantes es una labor cotidiana que lleva años realizándose de forma continuada y que perdura más allá de las catástrofes y las emergencias que solemos ver en los medios de comunicación. A pesar de la importante labor desarrollada, algunos derechos laborales de estos trabajadores no han sido reconocidos durante mucho tiempo. El Estatuto del Cooperante, aprobado el pasado año, viene a reconocer y restituir ciertos reconocimientos laborales hasta ahora no contemplados en la labor diaria de estos trabajadores. Pero si el Día del/a Cooperante es una oportunidad para dar a conocer a la sociedad la labor silenciosa y no tan visible de los/as cooperantes españoles/as, es sobre todo un buen momento para la difusión de las realidades que viven día a día estos cooperantes y para denunciar, una vez más, que las evitables desigualdades mundiales provocan muchas situaciones de pobreza extrema y de incumplimiento de derechos humanos. La voluntad y el objetivo de los que se implican en la lucha contra la pobreza mundial, en este caso como cooperantes, es hacer de altavoces de las injusticias vividas por las poblaciones menos favorecidas. Por ello, porque este Día del Cooperante coincide con el aniversario de la firma de la Declaración del Milenio de Naciones Unidas, en la que 189 jefes de Estado se comprometieron a cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio y a dar pasos para la erradicación de la pobreza, no se puede dejar pasar la oportunidad de recordar que otro mundo sí es posible. Bastaría con que los Gobiernos y fuerzas económicas mundiales se dejaran de grandes discursos y tuvieran una implicación tan real como la de los cooperantes. HAY UNA REALIDAD que no puede rebatir el PP: alrededor de millón y medio de hectáreas han sido destrozadas por los topirratones . Y a ello hay que añadir una doble culpabilidad: dejadez de la Consejería de Agricultura y Ganadería, por un lado, y el desconcierto del Ejecutivo de Juan Vicente Herrera durante un año, por otro. La plaga de topillos es el principal tema de confrontación política en Castilla y León; pero la oposición carece de motivación y de información para hacer aportaciones. El Ejecutivo regional juega con ventaja: no aporta información real de la plaga y pretende acabar con el problema solo con anunciarlo. De forma parecida acabó Franco con el analfabetismo en España, a finales de los años sesenta. La oposición socialista es incapaz de hacer aportaciones rigurosas y sensatas, mientras que algunos alcaldes del PP buscan hacer meritos como Stajanov. Han demostrado que entre bomberos no se pisan la manguera. Tanto me da que me da lo mismo. De pena. La oposición viene utilizando los mismos argumentos desde que se conoció la extensión de la plaga; pero aún no ha aportado nada serio a la crisis de los topillos. Recuerda a los indios de las películas del séptimo de caballería: se acercan, lanzan las flechas, hacen todo el daño que pueden y huyen despavoridos, sin pararse a ver la masacre. La actuación del PP también podemos compararla con los refuerzos de la caballería: cuando llegan está todo perdido, llegan tarde y haciendo un ruido innecesario. Lo más desconcertante de los últimos días han sido las reuniones «peperas» con sus alcaldes, para contrarrestar las reuniones del PSOE con los suyos. El tema del día, sobre las reuniones del PP, ha sido la intervención del niño mimado de la Diputación Provincial de Valladolid; quien ha puesto de manifiesto un profundo desconocimiento del tema; un descaro inusual en él y un innecesario afán de medrar. Incluso, parte de su intervención se ha centrado en alabar a la Junta de Castilla y León, se supone que en un intento de meritar. Y es que la ignorancia es tan atrevida que suele atrapar a los más mediocres. Ahora resulta que la desidia de la Junta de Castilla y León queda exenta de culpa. ¡Ay Centeno, Centeno, don Alfonso! Quien tampoco debe librarse de la película es la Diputación Permanente de las Cortes de Castilla y León. Si bien el reglamento no obliga a reunirse para tratar y resolver la plaga de topillos, lo cierto es que existe eso que se llama sentido común y lógica. Nunca una Cortes autonómicas habían despreciado tanto y tantas veces a la ciudadanía que las sustenta. Las Cortes de Castilla y León hace tiempo que se las reparten entre los mismos colores. Están muy alejadas de los intereses de la comunidad y de sus ciudadanos. Nunca tan pocos habían hecho tanto daño. Ayer decía un importante cargo del PP, actual director general en una de las consejerías de Herrera, que los procuradores de las Cortes de Castilla y León acabarán saliendo a la calle con burka, por vergüenza a enseñar la cara; aunque también deberían tener cuidado de no pisársela, según los más. Y es que en esa abandonada comunidad, las Cortes regionales empiezan a ser como el Senado: además de no servir para casi nada -excepto para el permanente enfrentamiento entre procuradores- salen excesivamente caras.