Diario de León
Publicado por
PACO SÁNCHEZ
León

Creado:

Actualizado:

En:

TELEFONEÓ con otra excusa, pero lo que quería era contar una historia. Nos pasa a todos: en cuanto tenemos una que consideramos buena, necesitamos soltarla cuanto antes. Por lo visto sabía que su madre estaba muy interesada en una nueva crema antiarrugas. Su madre es una señora maravillosa, que rezuma sentido común y buen humor. Le sonaba que la crema podía ser cara, así que no había hecho ni ademán de acercarse a la tienda. Esta hija la convenció un día que salieron juntas de compras. Fueron a unos grandes almacenes y se dirigieron a la sección especializada. Les atendió una chica muy amable, pero la crema se iba a los ciento veinte euros, veinte mil pelas. La dependienta debió de advertir en la cara de la señora que no conseguiría colocarle el producto sin lucha. Así que le dijo: «Es un poquito cara, pero tenga en cuenta que esta crema no va a la dermis ni a la epidermis...». Hizo aquí un silencio angustioso: madre e hija se preguntaron con cierta ansiedad a dónde iría entonces la dichosa crema. «Va directamente al ADN», dijo la dependienta con, supongo, aire de autoridad. La señora, que no es una letrada, pero rebosa sabiduría, contestó muy rápido: «Ay, hija, no. Entonces no me la voy a comprar. Porque yo vivo solita, ¿sabes? y, si va al ADN, a lo mejor un día vienen a buscarme y ya no me reconocen». La llamada telefónica era internacional, pero gasté quizá un minuto riéndome ruidosamente, sin poder evitarlo. La verdad es que la señora tenía, además de capacidad para la chanza, toda la razón. Con el ADN no se juega, porque luego la gente puede no reconocerte. Es lo que les pasa a algunos periódicos -e incluso a algunos columnistas- que cambian de identidad con cada nuevo gobierno o según los intereses de la empresa en otros negocios, que ya no se les reconocee.

tracking