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TRIBUNA

UPL: Congelar el estatuto y concurrir a las generales

Publicado por
LUIS MANUEL ESTEBAN
León

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DESDE Leonesismo y Sociedad, la corriente de opinión de UPL, venimos pidiendo desde hace tiempo que se congele la reforma del estatuto de autonomía de Castilla y León, actualmente en fase de tramitación en el Congreso. En estos días ha saltado la noticia de que los socialistas están pensando en presentar enmiendas en Madrid para profundizar en la descentralización de la comunidad. Pero poco más. Nuestra corriente leonesista considera que después de las pasadas elecciones municipales y autonómicas el mapa político leonés ha variado sustancialmente y por tanto no se dan las circunstancias de unanimidad, alcanzadas anteriormente por fuerzas mayoritarias de la actual autonomía. Tras el pasado proceso electoral, el dirigente del PSOE autonómico Ángel Villalba ha quedado claramente desautorizado para liderar el partido en los términos en que venía haciéndolo, y su línea ideológica de sometimiento de León a Castilla ha resultado minoritaria entre los socialistas leoneses. Es evidente que esta pérdida de legitimación del señor Villalba influirá en la política interna que hasta ahora ha seguido en su partido, de imposición castellanista a los socialistas de la región leonesa. El fenómeno recuerda, y nos retrotrae, a la caída de Martín Villa en la UCD. Mientras este dirigente de triste recuerdo para León gobernaba con mano de hierro el extinto partido por medio de coacciones y amenazas, consiguió que buena parte de los ayuntamientos leoneses votaran la unión con Castilla, pero una vez que este aciago político cayó en desgracia, esos mismos ayuntamientos votaron mayoritariamente y sin titubeos a favor de la autonomía leonesa. Así las cosas, y con las distancia enriquecedora del tiempo, parece que el fenómeno se está reproduciendo de nuevo en estos días. Tras el innegable descalabro de Villalba, numerosos cargos socialistas se han visto liberados de la obligación de apoyar la unión con Castilla y muchos, muchísimos, se manifiestan públicamente favorables a una autonomía leonesa, como lo patentizan, por ejemplo, los del ayuntamiento de León. Todo este proceso hace que la reforma estatutaria haya nacido viciada en origen, puesto que los socialistas leoneses no gozaban de «libertad de movimientos» para opinar sin cortapisas sobre el marco autonómico que prefieren para su tierra. Evidentemente, sin este requisito cualquier determinación es ambigua y efímera en el tiempo. Por otro lado, en el bando popular la curiosa pretensión de Isabel Carrasco de intentar «atraerse» votos leonesistas haría necesario, llegado el caso, que el PP diera un giro en defensa de la autonomía propia para León, por lo que deberían promover en la reforma estatuaria actualmente en trámite, importantes modificaciones cara a una mayor y mejor defensa de la identidad, la cultura y el desarrollo político leones. El inconveniente a priori es que gobiernan una autonomía cuya concepción para ellos sigue siendo la autodenominada «Castilla-León». Por todo ello, desde Leonesismo y Sociedad consideramos imprescindible esperar al resultado de las próximas elecciones generales para decidir qué orientación conviene otorgar a la reforma estatutaria en marcha. Esto es: si se continua por el camino de fortalecer la anexión de León con Castilla o bien se busca un mayor equilibrio entre ambas regiones, favoreciendo la birregionalida como hoja de ruta camino de la autonomía propia o, mucho mejor, se inicia directamente el proceso de constitución de la misma, de acuerdo a la normativa que así lo permite. Si, como venimos propugnando desde la corriente Leonesismo y Sociedad (www.upl-corrientedeopi nion.blogspot.com), UPL se presenta a las próximas elecciones generales, tal como es su obligación como partido político ejerciente, esas decenas de miles de votos no irían en ningún caso a las arcas de las formaciones de ámbito nacional para que finalmente los empleen en intereses escasamente leoneses o, incluso, antileoneses. Si hacemos un repaso histórico de los últimos procesos electorales nacionales a los que UPL ha concurrido, tenemos que en el año 2000, Rodríguez de Francisco obtuvo 42.000 votos, quedando a pocos sufragios del Congreso de los diputados y Lázaro García Bayón, encabezando el Senado, recibió 45.000 papeletas. En el año anterior, 1999, y con motivo de las elecciones al Parlamento Europeo, Ricardo Magaz, liderando la lista desde Madrid, logró cerca de 35.000 votos. Ya posteriormente, en 2004, Pedro Muñoz hizo un buen papel a las generales a pesar de la escasez de medios e interés del aparato. En estas circunstancias, UPL tiene que pelear hasta el último escrutinio. Los resultados tan ajustados que van a tener PP y PSOE lo aconseja doblemente. Un solo voto puede ser clave. Hay que presentarse a por todas. A quienes instalados ya en sus respectivas actas logradas en las pasadas elecciones de marzo no tiene interés, hay que decirles que UPL no puede ser, en ningún caso, un partido localista o «provinciano». Así no vamos a ningún lado, excepto al sillón acomodaticio. Si fuera necesario, habría que adelantar el congreso unos meses (el ordinario toca en mayo), para que sean los afiliados quienes tomen tan importante decisión de cara a las elecciones generales de marzo de 2008. El leonesismo no puede rendirse tan fácilmente a los partidos que desde Madrid y Valladolid nos postergan, a no ser que se pretenda beneficiarles mediante pactos personales inconfesables.