La hora del examen

ES EVIDENTE que ya han comenzado los movimientos en los partidos políticos para colocarse en las listas de las próximas elecciones generales. Unos movimientos menos asamblearios que para confeccionar los listados municipal y autonómico, pero de más estocadas sibilinas. Y yo creo que antes de empezar a valorar los posibles candidatos es conveniente hacer un repaso al trabajo de los representantes que la provincia de León sentó en el terciopelo del Congreso y del Senado hace tres años y medio. El PSOE presentó como cabezas de cartel a José Antonio Alonso y a Amparo Valcarce. No ha podido contar con ellos como diputados, a raíz de ser nombrados, respectivamente, ministro de Interior primero, y de Defensa después, y secretaria de Estado de Asuntos Sociales. En el caso de Amparo Valcarce el nombramiento conllevó su dimisión y que corriera la lista. Es indiscutible que tanto José Antonio como Amparo son excelentes ministro y secretaria de Estado. Han demostrado unas preocupaciones y predisposiciones hacia su distrito electoral que no dejan resquicio para la crítica. Ahí están los proyectos que han avalado y defendido para León. Son de todos conocidos. Sin embargo, el resto de los diputados y senadores socialistas por León han pasado desapercibidos. Puede decirse, sin ningún margen de error, que su trabajo, si es que lo han hecho, en favor de su distrito electoral, es perfectamente desconocido por los ciudadanos a los que representan. Han tenido el paño de seda en el arcón, pero no lo han publicitado ni vendido y al final ha acabado apolillándose. Por lo que se refiere a los diputados y senadores del Partido Popular, el asunto es todavía peor. En una legislatura en la que la oposición se ha comportado de forma feroz con el Gobierno, los parlamentarios populares por León han pasado desapercibidos. Si se les ha visto en alguna ocasión ha sido con discursos completamente ajenos al sentir ciudadano. Entre los diputados del Partido Popular por León está Baudilio Tomé, quien no ha debido venir a León ni en vacaciones. Su desvinculación con los leoneses es total. En otras legislaturas anteriores de la democracia, que ya va a cumplir treinta años, si había algún «cunero», se molestaba en venir a León por lo menos los fines de semana para justificar su sueldo. En el caso de Baudilio Tomé, ni eso. León contó con un magnífico «cunero»: Baldomero Lozano, parlamentario de altos vuelos en temas económicos, fallecido cuando esta provincia más le necesitaba. Se gún comentan en voz baja, en el PP leonés añoran aquellos tiempos en los que Jaime Lobo, senador en la oposición -también citan a Alfredo Prada- trabajaba más en un mes que estos diputados y senadores en tres años y medio. Aunque a veces se olvide y no esté de moda, conviene recordar a los representantes públicos que en las listas les habrá puesto su partido, pero que a quienes representan legalmente es a unos electores que les pagan sus sueldos con los impuestos. Durante tres años y medio ya hemos visto lo que dan de sí los parlamentarios actuales por León. Ojalá los partidos políticos saquen las lecciones oportunas. Es la hora del examen. En política, al contrario que en la enseñanza, quienes aprueben que repitan. Y quienes suspendan, a casa.