¿Quién da más?

LAS ÚLTIMAS ofertas de otoño del PSOE han sido claramente superadas por los ofrecimientos del PP, para la misma estación del año. Ambos catálogos de promesas parten de otra estación: la de Atocha. Aquel masivo asesinato trastornó la vida española, que nunca ha sido serena, si no confundimos el sosiego con el sometimiento. Ahora, en las vísperas electorales, nos están abrumando con una serie de imposibles mejorías, todas muy necesarias. Unos garantizan pisos con vistas al mar y otros aseguran pisos donde hace falta tener una vista privilegiada para poder ver el mar a veinte kilómetros. Da igual: «el hombre es un animal crédulo», que dice Saramago, y no hay peor sordo que el que no quiere oír las cosas que le gusta escuchar. El contrataque del PP, después de las engañosas promesas del PSOE, no se ha hecho esperar. Lo que se hará esperar es su cumplimiento. Si unos prometieron viviendas y sonrisas para todos los niños, los otros prometen dentistas gratis para todos los viejos. Diente por diente. Esa es la respuesta de la dentífrica oposición a los anuncios del Gobierno. Pero no se han parado en barras, ahora que va a subir la de pan. También dicen que habrá cheques de guardería y fomento del empleo femenino. Lo que estamos viviendo en estos momentos, que coinciden con los de la recesión económica, es un duelo de promesas. ¿Quién da más? Mejor dicho: ¿quién dice que va a darlo? Del viejo el consejo. Háganme caso: no se crean nada hasta un trimestre después de haber comprobado que se cumple lo prometido. Los niños, aunque estén mellados, sonríen siempre, pero los mayores con reparos precisan prótesis y no por falta de ganas de morder. Basar el cambio social en la odontología es pintoresco, sobre todo cuando hay ocho millones de españoles que no comen.