EL RINCÓN
La mano derecha
LA PRUDENTE consigna que aconseja que no sepa nuestra mano derecha lo que hace la izquierda sólo la han cumplido algunos melos pianistas, o sea, todos los que no son excelentes. El considerado como «número dos» del señor Montilla y su mano derecha, Joan Puigcercós, ha dicho que los catalanes han «tocado techo», incluso el hasta ahora cauto y lúcido político Jordi Pujol, que por cierto ha tenido que saltar bastante para tocarlo, también dice que Cataluña «ya no tiene nada que hacer dentro de España». Dan ganas de llorar. España tiene mucho que hacer dentro de Cataluña. ¿Cómo van a privarme a mí de mi bien amada Barcelona? Años y años he estado yendo allí y siempre la he visto por primera vez. ¿Por qué van a privarme de los estupendos amigos que he ido haciendo en la misma medida que ellos me han hecho a mí? Tampoco renuncio ni al Barrio Chino, ni al Parque Guell, ni a las novelas de González Ledesma ni al mercado de la Boquería. Ni a Josep Plá ni a Marsé, ni a pasear por las Ramblas entre flores, libros y pájaros. Barcelona es mía. Que no me la arrebate nadie. Los nacionalistas furibundos llega un momento en el que sustituyen el amor a los suyos por la furia contra los demás. Se entiende que exalten lo propio, pero no que se resistan a comprender que también es nuestro. Es verdad que todo el que quiere comer aparte es que quiere comer más, pero no que no admitan desganados. Somos muchos los que hemos ido a Cataluña sólo por verla. Otros han ido, de distintos lugares de la «varia España», para contribuir con su trabajo a engrandecerla. El señor que tiene el honroso título de ser «la mano derecha de Montilla» tiene orejeras y no contempla el panorama en toda su dimensión. También puede pasar que sea zurdo de las dos manos.