Diario de León

DESDE LA CORTE

Los incendiarios, los políticos y un juez

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FERNANDO ÓNEGA
León

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PROBABLEMENTE estamos asistiendo a la construcción de un movimiento contra la Monarquía, basado en jóvenes revoltosos que juegan con fuego. Con fuego real, de gasolina, para quemar fotos de reyes y suscitar adhesiones al grito en catalán de «Yo también quemo la Corona española». Tal como sospechábamos en el primer comentario sobre los sucesos de Gerona, amplificados por políticos y medios de comunicación, los hechos se han producido así: se presenta la algarada como un acontecimiento de primer nivel; se produce una reacción de condena como si Gerona entera se hubiese levantado en armas; los independentistas, envalentonados, convocan una manifestación de apoyo a los pirómanos; consiguen el «éxito» de reunir a 300, pero las imágenes de sus pancartas contra los Borbones estaban todavía ayer en las pantallas de televisión¿ ayer, la doble consagración del fenómeno, en la Justicia y en la calle. En la Justicia, porque el juez Pedraz dejó en libertad sin fianza al joven incendiario. Su Señoría no tuvo ni el detalle de acceder a la petición del fiscal de una fianza de 10.000 euros. Nada. Diez minutos después de empezar a tomarle declaración, ese mozo estaba en la calle, con el puño en alto y convertido en héroe. A la espera de un juicio que Dios sabe cuándo llegará, la impresión inicial era que el magistrado había proclamado la impunidad del muchacho. Cerca de la Audiencia Nacional, un grupo de independentistas volvían a corear que ellos también queman a la Corona y provocaban al personal: «Caña, caña, caña, caña contra España». Nadie les dio una corrida en pelo. A base de estas pequeñas historias, todas agrandadas como si estuvieran ante un espejo de aumento, ya tenemos un cuadro insólito: los independentistas de la mecha y la gasolina hacen uso de su libertad, y la Corona se presenta como una institución a la que se puede amenazar con relativa, pero suficiente impunidad. Alguien que quemó una foto está en libertad sin cargos. Sus amigos se permiten hablar de represión. La gente llana sigue preguntando quién defiende al Rey. Señores, una de dos: o lo de Gerona ha sido tan grave como han dicho la oposición y las tertulias, o el juez señor Pedraz es un cómplice de los independentistas. Lo que no puede ser es que en Gerona se haya atentado contra la Monarquía y la unidad de España, y la Justicia es tan ciega que no ha encontrado motivo ni para imponer una fianza de 10.000 euros al autor más visible de los hechos. Las dos cosas a un tiempo, atentado y sensación de impunidad, no pueden ocurrir. Salvo que una mano oculta y misteriosa se haya propuesto crear un movimiento para cargarse al Rey. Lo empiezo a creer, porque está encontrando una fantástica cooperación.

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