A ZP le chafan el plan

COMO suele suceder en tiempo electoral, ningún partido aplaude las iniciativas del adversario, por lo que no sorprende que el plan de vivienda de la ministra Chacón, que lo es del ramo, esté siendo tenazmente criticado por la oposición y hasta por un diario que suele mostrarse benévolo con las medidas avanzadas de los gobiernos del PSOE. La sorpresa en la sede de Ferraz ante el vapuleo de El País al plan de Carme Chacón, presentado junto a Zapatero como el disparo inaugural de la campaña socialista, ha debido ser de proporciones descomunales. Sólo en legislaturas con mayoría absoluta de Felipe González arremetió el diario de PRISA contra algún miembro del gabinete ministerial. La reacción de la ministra en defensa de su plan recuerda a la leona protegiendo a su cría en una selva hostil. Y ante las acusaciones de plagio, por levantar su plan sobre las ruinas de otro anterior, pero con hechuras arquitectónicas más ambiciosas, Chacón no sólo ha reprendido al único diario en el que confía el PSOE, sino que ha dado personalmente la cara ante micrófonos y cámaras de tele. Y se han mostrado sólidas algunas de sus líneas de defensa, desde la más obvia, que recomienda destinar el superávit presupuestario del Estado a la inversión en el futuro, que son los jóvenes, hasta las de índole técnico, como el alcance de las medidas que el nuevo plan de la Vivienda contiene. Es a estas alturas obsesión de Zapatero que los jóvenes que le lanzaron en la noche electoral del 14-M la frase de «no nos falles» no piensen que les ha fallado. De ahí que en la secuencia de medidas que va a ir mostrando el Gobierno en estos meses intensamente electorales vaya a ser la juventud el principal destinatario. Carme Chacón estima que las medidas de su plan beneficiarán en el primer año de aplicación a un millón al menos de jóvenes, por lo que no suponen una copia del plan anterior, que sólo habría beneficiado en el último año a 18.000 familias. Tiene razón la ministra al decir que los jóvenes son el futuro, por lo que debe invertirse en ellos el superávit presupuestario, pero no carece de razón Mariano Rajoy cuando ayer advertía desde Roma, reunido con los democristianos europeos, de que el futuro no debe verse hipotecado por dispendios del presente. Para evitar, sin embargo, dispendios está en el gobierno el vicepresidente Solbes, que no sólo habría dado su visto bueno al plan de Chacón, tras haber calculado minuciosamente su coste, sino que ahora lo defiende, a pesar de algunas «concurrencias» entre este plan y el anterior, necesitado éste de las correcciones y la ampliación que el actual ofrece. Pero entre la oposición política y las críticas mediáticas, el efecto pretendido por ZP al presentar el nuevo plan se ha volatilizado en parte.