Por malo

LA VIDA debería ser una eterna película de Doris Day y Rock Hudson, tan divertida como desenfada, pero lo cierto es que las cosas van como van y la realidad más idiota suele acabar imponiendo sus necias directrices. Ahí tenemos el caso de Luis Andrenio González, un doctor gijonés al que la Administración asturiana ha pintado la cara a conciencia, por el gravísimo delito de ser malo y dedicar demasiado tiempo a sus pacientes. Lo que parece, así a primera vista, una pauta de sensatez y compasión hacia los males ajenos, ha pasado a ser, a ojos de las inquisitoriales autoridades, una conducta antisocial muy cercana a la subversión rabiosa, debidamente penada con tres meses de empleo y sueldo, además del traslado a otro hospital sito al extremo contrario de la ciudad. Sus pacientes ya han recabado 4.500 firmas de apoyo para el buen galeno que no se resigna a esas visitas de la señorita Pepis que se prolongan durante un par de minutos, mientas el infortunado, violento ante tanta prisa, permanece en pie o en posición de estarlo. Pero los ideales no abrigan ni alimentan, así que han empapelado a semejante soldadito valiente de la Medicina por alborotar las conciencias y tener el carné de baile demasiado solicitado. También bajan las aguas revueltas en la Cruz Roja de Ponferrada, institución cuya honorabilidad y entrega equivale a la mejor vacuna contra el escepticismo. El voluntariado no se ha tomado bien el cese del presidente local, amagando con una desbandada y el consiguiente sálvese quien pueda. Algo impensable dado el estado de máxima necesidad que presenta la Sanidad en España. Así que toca acercar posturas y reconstruir entre todos un rompecabezas emocional que está condenado a encajar.