Cultura y riqueza
¡Adiós, madre! Nos dejaste en la mañana del 4 de septiembre del 2007. Tu corazón dejó de latir cansado de luchar contra esa maldita enfermedad que se adueñó de una parte de tu cuerpo y que, poco a poco, se fue apoderando de él hasta el final. Tu calvario comenzó hace poco más de dos años y, estación a estación, todos pensábamos que era posible vencer el mal que te acechaba, pero en esta ocasión, la medicina en la que tanto confiábamos, no fue suficiente. Atrás quedan 73 años de tu vida que comenzó cuando viste la luz en un humilde hogar de Melgar de Abajo (Valladolid), pueblo vecino y del que tan buenos recuerdos guardo desde mi tierna infancia. Algunas gentes incluso, me comentaban emocionadamente, cómo en el día de tu boda, deleitabas a todos tus invitados cuando entonaste el famoso pasodoble (Campanera) que todavía hoy recordaban como si fuera ayer y, sin embargo, han transcurrido ya 50 años; precisamente este pasado mes de enero se cumplían tus bodas de oro que, junto con mi padre (Carlos), tus siete hijos, yernos, nueras y, tus nueve nietos, tuvimos ocasión de celebrar recientemente. Ahora sólo nos queda mirar hacia adelante, tu recuerdo permanecerá imborrable en nuestras mentes, aún sentimos tu vacío cada vez que vamos al pueblo y notamos tu ausencia en cada rincón de tu hogar. Mi padre y mi hermano, se tendrán que adaptar a esta nueva situación familiar aunque siguen echándote en falta, lo cierto es que, al quedar solos, por lo menos se tienen el uno al otro. Me gustaría recordar a todas aquellas personas que, de alguna u otra forma, nos han expresado sus muestras de apoyo y cariño, pero comprenderás que sería prácticamente imposible si bien, me gustaría resaltar a tu hermana, mi tía Laura, que estuvo a tu lado en los últimos momentos cuando ya tu vida se apagaba para siempre. Sin embargo, sí me gustaría, en tu nombre, dar las gracias a don Argimiro y M.ª José, médico y ATS del consultorio de Galleguillos de Campos, a los servicios médicos de la planta de Oncología del Hospital Princesa Sofía de León, y posteriormente, a los de la Clínica Nuestra Señora de Regla, a Tere Suárez que tanto te ayudó en los momentos delicados, y a todas aquéllas personas que se acercaron a verte para seguir dándote ánimos. Ya han pasado unos días desde que nos dejaste, toda tu familia lloramos tu irreparable pérdida, tus vecinos y amigos del pueblo de Galleguillos, al igual que, los de tu localidad natal, Melgar de Abajo, tardaremos en hacernos a la idea de que ya no estás entre nosotros pero, seguiremos acordándonos de ti, no lo dudes, así que, descansa en paz, mami, descansa en paz Justina Rodríguez Castellanos. Tu hijo, José Carlos Martínez (Galleguillos de Campos) Manuel (Astorga).