Puestos de confianza y odio

NO ES DE EXTRAÑAR que en muchas ocasiones los que juegan con un papel de mayor peso social, indistintamente del ámbito que nos ocupe, intenten aprovecharse de la situación y jugar sus bazas para conseguir los fines deseados sin importarles a quién o a cuántos perjudiquen. Pero no es menos cierto que la razón, aunque no se plasme en papel, es el principio básico por el que debería regirse toda actuación humana. Estas dos cuestiones se reflejan en lo que desde hace algunas semanas está ocurriendo en la Cruz Roja de Ponferrada. Y es que es para quedarse perplejo ante lo que acontece. Personalmente me cuesta entender que se pretenda destituir al presidente de la oenegé de Ponferrada tras emplearse en cuerpo y alma a mejorar los servicios y la situación del voluntariado durante toda una década. Y no es que lo diga yo. El apoyo a José Luis González ha sido absoluto, tal y como se ratificó en su reelección por unanimidad en agosto, o por el que se le sigue brindando desde partidos de distinto color. Sin olvidar las alrededor de 5.000 firmas de bercianos que en sólo cuatro días han querido, y siguen haciéndolo cada día, mostrar su apoyo a González, al igual que representantes de distintas instituciones han destacado los objetivos que con la citada presidencia al mando han sido posible alcanzar, tales como la propia sede de la oenegé ponferradina o las mejoras de personal y material técnico, sin hablar de un voluntariado que supera ya los 200 miembros o los convenios de colaboración alcanzados con el consistorio de la capital berciana. Si analizamos detenidamente la situación ¿A quién beneficia este cambio de mando? ¿O es que es tan sólo un primer paso para conseguir de forma progresiva un fin que a los ponferradinos no les haga precisamente gracia?. En la calle se escuchan todo tipo de comentarios pero algunos, tal vez más fundados, apuntan a que éste es el primer paso a seguir para que Ponferrada sea cada vez menos dueña de sí misma, esto es, para que aspectos de la comarca no sean gestionados desde ella. ¿O es que una persona que ha ocupado la secretaría asturiana conoce mejor las necesidades de la ciudad que alguien que lleva años día y noche bajo este escenario?. Yo creo que no. Hace días, cuando se iniciaron las protestas en el comité de la Cruz Roja de Ponferrada porque aún no se había ratificado la continuidad de González al mando de la presidencia, en mi afán por averiguar qué era lo que realmente estaba pasando, me puse en contacto con la ejecutiva provincial. Desde allí mostraron su «gran sorpresa» por las movilizaciones iniciadas ya que no tenían intención de modificar el organigrama, sino que aún se estaban estudiando las circunstancias de cada caso, asegurando que no existía motivo alguno para alarmarse. Palabras que los propios hechos han ratificado de falsas, si bien es cierto que la provincial quiso dejar claro que, en todo caso, hablábamos de puestos de confianza que se rigen por mera designación. Pero lo que están generando es odio y si no se alcanza un acuerdo antes del día 29 las consecuencias pueden perjudicar a los más neutrales. Esperemos que Varela y González estrechen la mano en su encuentro y logren solucionar el conflicto.