EL RINCÓN
Moros en la costa
AYMAN al Zawahiri, que es el lugarteniente de Osama bin Laden, ha llamado a los muyahidin a reconquistar Al Andalus. No sólo a eso, que ya tiene tarea, sino a limpiar el Magreb de españoles y franceses. Siempre hay que hacerle caso a quien amenaza con el abordaje, pero sobre todo si es el segundo de a bordo. Los muyahidin son muchos y sólo con que oigan la llamada la mitad las costas españolas se van a poner a tope fuera de temporada. La costumbre de Al Qaeda es actuar primero y amenazar después, con lo que nos ahorran el estado de alarma que producen siempre estos avisos, al mismo tiempo que hacen más efectivo el factor sorpresa. ¿Han variado de táctica? ¿Prefieren desmoralizar a Occidente creando zozobra? Si es así, ignoran que ya estamos suficientemente desmoralizados. Quizá hayan decidido cambiar la media luna por un alfanje que brille en la noche mil y dos. Tampoco resulta inverosímil que el médico egipcio, doctor Zawahiri, que es un hombre pausado, haya decidido liarse la manta a la cabeza, en sustitución del turbante y se hayan recalentado los sesos. En cualquier caso, el anuncio del combate de revancha de las cruzadas no tiene gracia. Aunque no he tratado a ninguno, sospecho que los muyahidin no son exactamente como los hombres que a mi tierra vinieron y que tenían, según Manuel Machado, «el alma de nardo». Los que hicieron esbelto al mármol de las columnas y enseñaron rectitud al agua entre los mirtos debían de ser otro tipo de gentes. No creo que les hubiera divertido ver en una revista caricaturas de Mahoma, pero esto no puede comprobarse porque entonces no había revistas. Lo que sí había ya eran personas que estaban convencidas de que su religión era tan verdadera como cualquier otra. ¿Por qué iba a ser una excepción?