Rebajas en el Código

PARA disminuir la población penal sólo ha venido dando resultado una fórmula: que disminuya el número de delincuentes. Si el sistema fracasa, como viene sucediendo entre nosotros, no hay que desanimarse. Hay otros procedimientos para conseguir que los reclusos no se agolpen en las celdas: que no entre en ellas nadie nuevo y que salgan algunos de los que están dentro. Eso se consigue haciendo grandes rebajas en el Código Penal, que es lo que propone ERC, amparándose en la libertad de expresión. Sólo con derogar unos cuantos artículos, precisamente los que se refieren a los ultrajes a España y a la Corona, nadie que queme una bandera o una fotografía del Rey se haría acreedor de algún tipo de castigo. El argumento de quienes proponen la benévola reforma es que la bandera es un trapo y la foto una cartulina y, al no hacer daño a personas físicas, constituyen actos de «legítima desobediencia civil». En opinión de los pirómanos, los símbolos no son nada. Apenas una nota sentimental en la partitura. Los independentistas aducen, no se sabe si como disculpa, que en los Estados Unidos, aunque la legislación castigue el ultraje a la bandera, han venido fracasando todos los intentos para incluir en la Constitución que sea protegida su enseña nacional. A este paso sólo va a merecer respeto en el mundo Mahoma. Decía Enrique Fuentes Quintana que las leyes valen lo que valen las costumbres de los contribuyentes. Quizá estemos en víspera de cambios sustanciales, ahora que el Gobierno ha aprobado un Presupuesto que tiene a algunos locos de contentos y a otros locos de ira. ¿Se está mejorando la vida de los españoles o se está hipotecando España? Las leyes blandas también son leyes, pero no se debieran quemar las banderas. Podemos arder todos estilo bonzo.