Diario de León

EL RINCÓN

Libro de reclamaciones

Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

Creado:

Actualizado:

QUEJARSE siempre ha sido ocupación favorita de los bellacos. No puede decirse que no tuvieran razón para hacerlo, pero es imperdonable que no supieran que nadie escucharía sus quejas. En esta hora española, que va un poco contrarreloj, abundan los lamentos retrospectivos. La Administración andaluza ha demandado al Estado por los daños causados por el tabaco a la salud. Es cierto que fumar es bueno para todo menos para la salud, pero no creo que nadie ignore eso a estas alturas. En España mueren al año más de 50.000 fumadores por patologías asociadas al tabaquismo, pero todavía no se ha cerrado ningún estanco. La gente fuma porque le da la gana, mejor dicho, porque le entran ganas de fumar, bien después de desayunar, después de hacer el amor o después de tomarse una copa, o bien antes de realizar esas cosas. Si el pasado es irreparable, ¿a qué viene demandar al Estado? La Ley de la Memoria Histórica de nuestros pulmones es de obligado cumplimiento. Menos los que se miran a sí mismos hasta el punto de pedirse un autógrafo cuando se quedan solos, todos debemos asumir nuestros errores y más si son voluntarios. Mi vida, por ejemplo, y sin ir más lejos, hubiera sido distinta si en vez de haber hecho siempre, en la medida de lo posible, lo que me ha dado la gana, hubiera hecho gimnasia. La mayoría de mis condiscípulos han fallecido, a pesar de que no fumaban ni bebían ginebra. Quienes hemos aspirado a ser unos virtuosos de nuestros vicios no tenemos derecho a pedir el libro de reclamaciones. No vamos a parecernos al violador del Valle de Hebrón, al que han puesto en libertad, creo que después de regalarle un bocata de Viagra. «Si me hubieran castrado no habría vuelto a violar», opinan otros violadores. Lo mismo pide una indemnización.

tracking