Hartos de veleidades

LAS REACCIONES han sido airadas pero quizá no lo bastante contundentes a los ojos de una opinión pública perpleja y, sobre todo, harta de estas veleidades del nacionalismo utópico, dispuesto a matar y a morir por la idílica y obstinada defensa de la patria chica. Ante esta inquietante pulsión, que es además un chantaje al Estado -habrá referéndum con negociación o sin ella, dice arrogantemente el lendakari Ibarretxe-, sólo cabe afirmar el principio de legalidad, pero no como un presupuesto abstracto sino como una realidad operativa: es preciso expresar con la crudeza necesaria que si alguien osa convocar un referéndum ilegal, será reprimido por todos los medios legítimos de que dispone el Estado de Derecho.