BURRO AMENAZADO
La Majúa
A MEDIDA que se quedan los pueblos sin gente, va perdiéndose un tesoro: la toponimia de los parajes, acumulada en generaciones de uso del terreno y que, salvo su parco reflejo en algún mapa geográfico a escala 1:25.000, camina hacia el olvido y la extinción. Aún quedan personas mayores que memorizan los nombres de tantos enclaves y es vital preguntarles por el tema y plasmar en la cartografía su cultura popular. En La Majúa, han tenido suerte. Una guapa joven del pueblo, María Brígida Morán, ha convencido a su pareja, Nacho Prieto, currante en el Servicio Cartográfico de la Universidad de León para que recoja y edite en un mapa todos los detalles del término concejil del lugar de La Majúa. En primer lugar las fuentes -la de Sañeo, la de La Brañera y la mítica de la Salud-, básicas para todo el que quiera buenas aguas, junto con el bebedero del Pazcón, lugar de encuentro del ganado. Se desgranan nombres que indican curiosas observaciones, como la Cueva de los Aviones, repleta en sus paredes de nidos de aviones roqueros, el Puerto de Amarillos, amarillo en primavera por la floración de piornos y capilotes, y el Llano La Pulga, vecino a Los Alumbraos, ladera donde algunos paisanos enloquecían temporalmente. Conocer los nombres de los picos donde nace el truchero río de La Majúa, afluente del Torrestío, sirve para apercibir la sonoridad y diversidad de nuestra lengua en estos montes bravíos de la Cordillera Cantábrica: Peña Cabras, La Barrancona, Alto del Pasto Común, Las Avanzadillas, Michos Prietos, La Muria Brava, La Verderona, Torre Orniz, El Diente de la Puerca, Pico Blanco, Horcada Cimera, La Calabazosa, Pico Pielda o Queixeiro, Las Cuchillas, Moronegro, Machadín, El Rebollar y el Alto La Gachareta. Hay parajes que hacen referencia a animales o plantas que los pueblan: Cigüeña, El Sapo, Culebra, La Gineta, La Gallina, Aguilar, La Flor, Las Matas, Teijos o la Peña del Cuervo. Un nombre intrigante: el Pontón de la Barca del Tocino.