El nuevo ciclo

ESTÁBAMOS HABLANDO de Memoria Histórica cuando la historia, que es algo que sucede todos los días, nos trae un suceso que chorrea sangre. Las noticias todavía son inciertas mientras escribo, pero lo cierto es que la amenaza de Batasuna con «un nuevo ciclo de violencia» se ha cumplido. ¿La sangre de un escolta vale lo mismo que la del escoltado? Dicho de otra manera: ¿matar a un ser humano, cualquiera que sea su pasajero rango social, no es siempre un magnicidio? En España hay el suficiente número de personas empeñadas en que nos llevemos mal que pueden conseguir que la convivencia sea imposible. Cuando uno quiere, dos acaban riñendo. El ahorro de los españoles había bajado hasta el 10% de la renta y el precio de la leche subió un 10%. El problema es ahora saber cuál es el precio justo del rencor y a cuánto está el litro de mala leche. Darle una ocupación fija como pistoleros a un grupo de muchachos fanáticos y obtusos tiene largas consecuencias. Ellos no tienen memoria histórica ni siquiera acumulan la suficiente historia para recordar, pero tienen un presente apoyado en la falsificación del ayer. Si el llamado nuevo ciclo empieza con la licencia para matar, o para herir, en caso de que los asesinos apunten mal, volveremos a las andadas, o sea, a impedir que las cosas transcurran por sus pasos contados, prohibiendo que caminen los que se esfuerzan por emprender nuevos senderos. Mientras Rato y Solbes discuten por los Presupuestos hay asesinos que nos recuerdan que siguen dispuestos a insistir en su vocación. El proceso de paz, que según María San Gil, estaba sumergido en un paro estético, empieza a naufragar, aunque la sangre de los escoltas nunca nos llegue al cuello.