TRIBUNA
UPL: huida hacia adelante, congreso o pantomima
A ESTAS ALTURAS de la película parece claro que el leonesismo político ha cometido no pocos errores que de alguna forma han contribuido a alejar de él a la masa social leonesa y al creciente desencanto producido por la falta de una organización fuerte, seria y dotada de un referente ideológico y político, referentes que en modo alguno están reñidos con el debate, los liderazgos y la pugna legal y limpia por el poder. Aunque esta situación se ha producido de forma lenta y sostenida, a los resultados electorales me remito, todo parecía cambiar con la nueva ruptura culminada en el denominado Congreso de Astorga, congreso en el que una vez más se puso de manifiesto la habilidad de aquellos que por razones que ahora vamos conociendo se sublevaron contra el maestro, es decir contra quien les había enseñado el arte de la política. Desde la perspectiva actual dudo mucho de que aquella reunión se pueda considerar como congreso, no sólo por el mea culpa entonado por el elegido secretario general y sus acólitos o porque las ponencias allí aprobadas ni se tomaron en cuenta ni surtieron efecto alguno, sino también porque considero que De Francisco cometió un error al no asistir y defenderse de los que le acusaron. Sea como fuere lo cierto es que de Astorga salió una UPL comandada en vez de por un varón por cuatro, eso sí con intereses comunes y buenas intenciones para dotar al partido de nuevos instrumentos que desde la apariencia de los medios de comunicación iban a cambiar el partido, pero sin cambiar, es decir sin tocar un ápice los viejos estatutos, unos estatutos que ofenden a la inteligencia humana y refuerzan el caudillaje. En este contexto hubo intentos por organizar el partido, crear comités comarcales que, como el de La Bañeza, no sólo funcionaron, sino que fueron más allá y por consiguiente considerados como críticos cuando se presentó la ocasión del nuevo congreso del 2006. Pero, a diferencia de lo que hubiese hecho un partido serio, en función de las intenciones manifestadas en Astorga , máxime cuando las reformas no iban dirigidas a cuestionar ningún liderazgo, sino a fortalecerlo, los dirigentes no sólo cerraron filas en un interés común, incluido el presidente, hoy consejero de Caja España, sino que organizaron un congreso o parodia institucional en León manipulado, controlado y lo que es peor, con el único fin de legitimar lo ilegitimable en tanto en cuanto se pasaron por el arco del triunfo lo allí acordado. En efecto, después de cambiar a su antojo el orden del día, de acosar a los concejales de los pueblos para votar determinada lista, de nombrar a esposas de dirigentes para llevar las finanzas del partido, etcétera, etcétera, el congreso aprobó por muy amplia mayoría la ponencia presentada por mi por la que se reformaba el título 9º de sus estatutos y como tal el partido se comprometía a organizarse financieramente, es decir, nombrar un secretario de finanzas, hacer presupuestos anuales, llevar control centralizado de ingresos-gastos y dar conocimiento de ello a los afiliados, así como fiscalizar los ingresos de los cargos que vivan de la política o tengan un determinado nivel de ingresos que de alguna forma le obliguen a aportar el 10% a las arcas del partido, máxime cuando no pocos alcaldes y concejales de pueblo ponen cada año dinero de su bolsillo. Pero, una vez más, ni la supuesta legitimidad de un congreso sirvió para algo, sino tan sólo para excluir a los críticos y para que al día de hoy el partido siga como antes. En esta tesitura, colocados por cuatro años con buen empleo y sueldo los varones del partido, lo de menos parece ser el descalabro electoral, eso es lo de menos, se han sucedido no pocos acontecimientos hasta que por fin sabemos que la UPL adelanta su congreso, es decir el congreso que a decir del señor Otero iba a marcar el final de su etapa como secretario. Pero, lo que en principio podía suponer una esperanza en función de las promesas del señor Otero de que el congreso del 2008 sería el de las reformas profundas de los paupérrimos estatutos por los que teóricamente y de cara a la galería se rige el partido, se va desvaneciendo cuando el mismo dirigente afirma: el objetivo es redefinir la estrategia del partido¿, es decir señor Otero, hacer malabarismos legales para que todo siga igual desde una comunidad de intereses personales, al margen del leonesismo social, de cualquier planteamiento programático e ideológico y sobre todo sin tocar la reforma estatutaria, pues para ello ya tendría que haber grupos de trabajo elaborando las ponencias. ¿No será que adelantan el congreso para evitar esa posibilidad prometida en el anterior congreso?. ¿Qué tiene que decir ante esto el señor Abel Pardo? Sea como sea, el tiempo lo dirá, si la UPL después del reciente desastre y la huída hacia adelante organiza un congreso tan sólo para redefinir la estrategia, apañados estamos. Ante tal situación el congreso debería de servir para organizar y democratizar realmente y de una vez por todas al partido; para dotarse de recursos económicos suficientes para hacer leonesismo; para saber de una vez por todas lo que quieren y lo que entienden por autonomía leonesa, por León o por Reino de León; para ganar a los hermanos zamoranos y salmantinos para la causa; para abrir el partido al leonesismo social e invitar a los puestos importantes y de gestión a los leonesistas expulsados con su consentimiento; para demostrar que el partido cuanta con más personas capacitadas que los cuatro que salen en la prensa y que parecen tener constituida una comunidad de intereses; en fin, para evitar la debacle que se avecina ante el regocijo de no pocos oportunistas, lo que no parece coincidir con la pujanza y crecimiento de un leonesismo social joven que cada vez es mas inteligente y consciente de la realidad española y de la necesidad del reforzamiento de la identidad regional no excluyente o nacionalista. Si esto no ocurriese y desde la experiencia de que las reformas desde arriba sólo sirven a los intereses de los que las tutelan, el leonesismo social creciente, desde la cordura, seriedad y desinterés personal que se le supone, tendrá que ir sopesando muy mucho la posibilidad de buscar un nuevo referente político propio.