Con mi dinero, no
Conversación apócrifa con Jerónimo Ramos Encontrar a «Jero» fue tarea fácil. A partir del 26 de junio del presente, fecha de su fallecimiento, nadie sabía nada de él. Si bien sus amigos le suponíamos descansando desde aquel día en su rincón de Vegacervera, lo cierto es que sospechábamos que no era así. La valiosa ayuda de algunos amigos, cuyos nombres es razonable que continúen en el anonimato, resultó fundamental para descubrir dónde estaba y a qué se dedicaba. No fue difícil saber qué estaba haciendo. La oficina de «Jero» es en la actualidad, además de íntima y secreta, luminosa y cálida. Nuestro amigo, enfrascado cuando di con él en la organización del bimilenario del Diario Celestial, apenas percibe la presencia de un servidor. - Entrecôte.- ¡Buenos días «Sanjerónimo». - Jerónimo. «Hooooome¿. Entrecôte». - ¿Cómo vas paisano? -Pues ya ves, como siempre liado¿¿ muy liado. -Bueno, no te voy a molestar ni a incordiar mucho. - Dime. - Simplemente decirte que el Certamen de Tunas, tu certamen, ya está más o menos organizado. - ¿Qué es lo que queda por hacer? - Pues organizar la entrega de premios, la tarea que tú hacías. - Pues mira, amigo Entrecôte, di a mis compañeros y amigos del Diario de León, que sean ellos quienes los entreguen este año¿¿ - Por cierto maestro, se me olvidaba, ¿sabes que a partir de este año el premio a la Tuna más Tuna llevará implícito tu nombre? - ¿Cómo? - Sí hombre, se llamará, Premio a la Tuna más Tuna «Jerónimo Ramos» y será así en tu honor; es más, en este certamen se te nombrará Tuno de Honor de la Tuna de la Universidad de León, la más alta distinción de esta Tuna. - Vaya sorpresa más agradable que me das. Te lo agradezco mucho. - No, no, a mí no me agradezcas nada, agradéceselo a los miembros viriles y no viriles de esta Tuna. - Pues dales las gracias en mi nombre y un fuerte abrazo para todos. - Así se lo haré llegar. Por cierto será tu esposa, tu Marisa del alma, quien lo recoja en tu nombre. - ¡Qué alegría! Dale un beso de mi parte. - Por supuesto y encantado de hacerlo. - Oye «Entrecôte», volviendo a la entrega de premios, ¿tenéis ya pensado quién los va a dar? - Sí, más o menos sí. A ver qué te parece que sean: Fernando, Rafa, Santiago, José Antonio, Pedro, Marce, «Moncho», entre otros, quienes lo hagan. ¡Ah! Y el premio a la Tuna más Tuna, tu premio, será Marisa quien lo haga. - ¡Vaya peña! Me parece estupendo, muy bien. Me imagino que cuando acabéis la actuación en el Teatro Emperador, irás con ellos a tomar unas cervezas, igual que lo hacías conmigo. - Por supuesto «Sanjerónimo», cuenta con ello. Bueno no quiero entretenerte más, pues veo como siempre que estás muy liado con tu nueva misión divina. Por cierto tienes la mesa igual, ... desbordada de papeles. ¿Mandas algo más? - No, simplemente que no se te olvide saludar a todos en mi nombre y decirles que me acuerdo mucho de ellos. - Así lo haré. Ellos también, querido amigo, se acuerdan mucho de ti, como no podía ser de otra manera. En nombre de todos recibe un fuerte abrazo. Hasta siempre amigo. - ¡Adiós cara pijo! Francisco Javier Pérez Marcos, «El Entrecôte». Fidel Mallo (León).