CRÓNICAS BERCIANAS
Un médico, por favor...
ES IMPORTANTE que los responsables políticos, independientemente del color o ideal con el que se identifiquen, sean críticos y reivindicativos con las iniciativas emprendidas, previstas o llevadas a cabo por parte de otros que comparten puestos en el bando contrario; e incluso que entre ellos se saquen los colores cuando las cosas no se han hecho bien y esto repercuta de forma negativa en el bienestar social de la ciudadanía. Que si nosotros invertimos más que ustedes en este proyecto, que si no han cumplido el acuerdo que habíamos pactado... Son frases que los políticos repiten una y otra vez, de forma constante y en buena parte de los casos para exculpar parte de su responsabilidad. Y cómo no, los perjudicados son siempre los mismos, los ciudadanos que pagan sus impuestos y a cambio sólo ven, en buena parte de las veces, cómo todo se queda en palabras e intenciones. Pero me remito a lo que he dicho al principio, la lucha política puede ser más fructífera cuando más se acentúa la tensión entre los que pujan la gobernanza. Sin embargo, algunas cuestiones son demasiado delicadas como para dejar que prosiga la lucha política con riesgo de no avanzar. La salud es una de esa cuestiones que más que objeto político debe ser prioridad de todos, porque es sin duda la cuestión de mayor peso. Es aquí donde, por desgracia, toma protagonismo el Hospital del Bierzo que una vez más acaba de pasar por un nuevo episodio en el que la falta de profesionales ha sido protagonista. Y es que desde el centro hospitalario se lleva reivindicando, tanto por parte de los sindicatos como de otros sanitarios el aumento de personal para evitar situaciones como la que recientemente se acaba de vivir. Y es que, el hecho de tener que desviar pacientes al área de León -más de cien kilómetros de distancia- por falta de personal es, como poco, alarmante. La unidad de cuidados intensivos del Hospital parece haber entrado ya en una fase de aparente normalidad, si bien es cierto que la situación podría repetirse en cualquier momento ya que de las seis plazas de personal intensivista que el complejo tiene designadas, sólo están cubiertas cuatro -una de forma provisional- y las guardias que se deben realizar con el personal ingresado en la uci peligrarían si, por cualquier circunstancia, el centro tuviese que hacer frente de nuevo a la situación en la que sólo dos intensivistas han tenido que soportar una sobrecarga y realizar guardias de más de 24 horas. Algo que perjudica a los profesionales sanitarios pero, sobretodo, a los pacientes que no contarían con la mejor atención. Creo que es hora de que este tipo de problemas se estudien hasta dar con la raíz que los provoca para poder evitar que se repitan en el futuro ya que es normal que se produzcan bajas laborales, pero se debe estar preparado para afrontar estas situaciones puntuales porque, como he dicho, estamos hablando de vidas humanas. Esta vez han sido los responsables del área de Salud de León y el gerente del complejo berciano los que han sufragado como han podido las carencias de personal, pero ésta debe ser una cuestión en la que nos impliquemos todos, al menos para evitar que un día tengamos que pedir de urgencia: un médico, por favor...