Con Z de...
Salvad el Planeta Para Robert White, profesor de Geofísica de la Universidad de Cambridge, el creyente debe tener una conciencia del mundo como creación divina y, por tanto una inmensa responsabilidad en su cuidado. Se calcula que en estos momentos hay no menos de 20 millones de refugiados por problemas medioambientales -más que por la guerra o por motivos políticos-; la desertización amenaza la subsistencia de 1.200 millones de personas, sobre todo en el África subsahariana; en el año 2015, más de 650 millones de personas no tendrán acceso a fuentes de agua potable; el 6'% de los movimientos migratorios está causado por desastres naturales. Ante estos datos parece obvio preguntarse si es moral hablar de amor al prójimo sin implicarse, aunque sea un poco, en la adopción de medidas para defender la tierra. Isabel Cuenca, presidenta de la Comisión General de Justicia y Paz, bióloga y especialista en Medio Ambiente, señala que la Doctrina Social de la Iglesia hace consideraciones precisas sobre la acción del hombre en su entorno y afirma q ue «existe una orden en el universo que debe ser respetado por todos. Cuando el hombre en su afán de dominar y controlar la tierra no tiene en cuenta este principio, rompe con la armonía existente y se produce un desequilibrio de consecuencias negativas para toda la humanidad. Otro principio que se resalta en la Doctrina Social de la Iglesia es la dignidad de la persona humana, que junto con los pueblos tienen derecho a disponer de los medios necesarios para ser protagonistas de su propio desarrollo, por eso indica Cuenca, el uso abusivo de los bienes de la tierra por una pequeña parte de la humanidad dificulta o deja sin posibilidades de desarrollo hoy a millones de personas y compromete el futuro de las nuevas generaciones». Frente a los valores imperantes en el sistema económico actual, en el que prevalece la competitividad, el egoísmo y la acumulación de riqueza, el hombre debe pensar en compartir los bienes de la tierra con todos y gestionarlos para que queden garantizados para las gen eraciones que nos sucedan. Anatolio Calle Juárez (Navatejera). María (León; edición digital).