Valiente Maragall
SUSAN Sontag conmovió las conciencias con la obra La enfermedad y sus metáforas . Allí explica que algunas enfermedades contemporáneas como el cáncer y el sida -y el alzheimer, claro-, como antaño ocurría con la tuberculosis, son afecciones consideradas esotéricas, misteriosas. Los prejuicios, las fobias y los miedos han tejido una red de complicadas metáforas que dificultan su comprensión y, a veces, su cura. Y concluye con un aserto rotundo: «la manera más verdadera de contemplar la enfermedad es la más resistente al pensamiento metafórico, la más liberada del mismo». Maragall, con una ejemplaridad admirables, ha excluido desde el principio todas las metáforas. Ha ido al grano con crudeza para romper los últimos tabúes. Su valentía, infrecuente, merece el elogio sin matices.