CUARTO CRECIENTE
Pobres de aquí
CUANDO se está desarrollando en las principales ciudades de Galicia el «Simposio sobre la pobreza y desigualdad en el mundo» y han tenido lugar manifestaciones en pro de la desaparición de esta lacra, comprobamos cómo la injusticia social se encuentra a la «vuelta de la esquina» y no a miles de kilómetros de distancia. En la Cañada Real Galiana se ha escenificado hace unos días el capítulo más reciente de la lucha contra los asentamientos ilegales, fuente de delincuencia e inseguridad. Los asentamientos en la zona protegida son ilegales, las protestas de sus moradores no se ajustan a derecho y su desafío iniciando la reconstrucción de la vivienda derribada absolutamente inaceptable. Cuestión aparte es lo reprobable que resulta que la Administración Pública no hubiera actuado desde el principio para impedir el crecimiento de este núcleo y que, una vez iniciado los procedimientos de expulsión, no hubiera previsto el realojo digno de esta gente. Y, por supuesto, nada tiene que ver, con que reconozcamos su derecho a una vivienda digna. No es casualidad que, los asentamientos ilegales sean de personas de etnia gitana, marroquíes y rumanos, ya que, ocupan, por lo general, el tramo con menos recursos de la sociedad. No se trata de racismo sino de simple constatación de que, a la ausencia de permisos de trabajo, se aúna la poca o nula formación para acceder a un puesto estable y, el riesgo que conlleva de caer en la delincuencia. Tampoco es casualidad que su percepción de la ley sea distinta a la nuestra y que se arroguen con el derecho a alojarse dónde les plazca sin respetar las normas que nos aplican a todos. Todo ello no obsta para que reconozcamos que, a nuestro lado hay ancianos, enfermos, viudas, discapacitados y mujeres maltratadas que no tienen dinero ni para hacerse una chabola, que necesitan tanta o más ayuda que los de la Cañada y que no se han convertido en una cuestión de orden público. Y dado que la caridad bien entendida empieza por uno mismo, mejor haríamos mirando lo que nos rodea y ayudando a nuestros vecinos pobres para después echar una mano a los demás.