Diario de León

EL BALCÓN DEL PUEBLO

Dama de óxidos

Publicado por
JUAN F. PÉREZ CHENCHO
León

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NO ES fácil verle el plumero a una dama de hierro. Pero sí, de cuando en cuando, percibir sus óxidos bajo las sedas. Me refiero a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. El día antes de la Fiesta Nacional, le dijo al Rey y a todos los comensales que quisieron oirla: «Veremos qué pasa mañana en el desfile». Una frase que la delató. Demostró estar totalmente al tanto de las conspiraciones, provocaciones y crispaciones de la extrema derecha. Como se ha comprobado repetidamente, la extrema derecha política, económica, episcopal y mediática se encuentra unida por vía intravenosa al gobierno de Esperanza Aguirre. Todos ellos, coordinadamente, utilizan de forma grosera las patochadas de los nacionalismos periféricos y los errores del Gobierno para operaciones desestabilizadoras. En esta ocasión habían ido a por la Jefatura del Estado constitucional. El Rey, harto de tantos intransigentes, ambiciosos e irresponsables respondió a Esperanza Aguirre como se merecía. No me consta que también lo hiciera cuando la misma dama de óxidos intercedió por la voz cazallera de Jiménez Losantos, para el que solicitó un «trato humano». La respuesta la tuvo ayer en palabras del Rey. No en forma de metáfora, sino con claridad absoluta, defendiendo unos medios de comunicación libres e independientes. Pero salgamos de los cortinones palaciegos para mirar al cielo azul y limpísimo de León. Aquí la noticia de la semana, y si me apuran la de varios meses, tiene olor a musgo. El Gobierno de la nación, por fin, desbloquea el regadío de 32.000 hectáreas pendientes en Los Payuelos. Cientos de millones de euros se anuncia que se invertirán durante varios años. Cientos de trabajadores van a llevar a cabo las obras. Cientos de puestos de trabajo se v an a crear después en el sector primario, en las industrias transformadoras y en los servicios. Pero, sobre todo, se habrá demostrado que los sacrificios y la lucha para conseguir el regadío no fueron inútiles. Me emociona recuperar la memoria de aquellos campesinos bragados e irredentos en pos de la mejora del sector. Soy hijo del campo, aunque vivo en la ciudad. Nací en una ribera en la que hay mucha agua y, quizá, se bebe más vino. Por eso celebro abiertamente la redención de los páramos. No era vana la esperanza de convertir en un vergel el inmenso y sediento sureste leonés. Que los desolados campos atravesados por el Camino de Santiago, desde Sahagún a Mansilla de las Mulas, se verán repoblados, cultivados y reforestados. Los Payuelos han cogido el útlimo vagón del tren que arrancó en el siglo XIX con el regeneracionismo de Joaquín Costa. Yo me felicito, igual que deben hacerlo todos los leoneses. Aquí sí vale aplicar lo de que nunca es tarde si la dicha es buena. Y en ese regeracionismo no se necesitan damas de sangre azul ni óxidos. El agua será limpia y cristalina como vo lteada por los calderones de las noria s.

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