Sensaciones políticas

COMIENZA el tiempo en el que las propias encuestas de opinión o las electorales se conviertenen armas políticas. Y no sólo las encuestas, sino algunos posicionamientos de los medios de comunicación y del mundo empresarial. Así no resulta sorprendente escuchar sobre las elecciones de marzo y sus posibles ganadores argumentos tan consistentes como con quién sale en la foto el patrono del Banco Santander si lo que se quiere es tranquilizar sobre la continuidad de Zapatero. O si por el contrario se ve la botella medio vacía, se recurre al argumento de autoridad de un Felipe Gonzalez -nunca olvidado- en torno a los problemas que se derivan del fuego amigo. Me dirán ustedes que estos son argumentos entre iniciados, sobreinformados, o quizá deformados en sus razonamientos políticos por un argumentario de tertulias. Porque los más comunes de los mortales adoptan su posición politica por sensaciones en todo aquello que les afecta. Y aunque a veces tomen sus decisiones electorales y se movilicen por razones de rechazo a los contrarios, protegiéndose ante un mercado de futuros que intuyen desfavorable -o sólo desagradablemene-, en la mayor parte de los casos se posicionan ante una opción porque algo les ilusiona, o se desmotivan y situan en la abstención por las insuficiencias del discurso o de los logros ofrecidos. Si tal sucede, comprenderán la importancia que posicionamientos y discursos ajenos al propio entorno politico tienen en la motivación del voto. Porque la «sensación politica» la configuran más aquellos agentes sociales -dirigentes empresariales, instituciones, medios de comunicación- que los propios aparatos de campaña de los partidos politicos. Entenderán entonces que los políticos deseen la adhesión ciega y rechacen críticas o análisis de sus actuaciones. Entenderán tambien que los agentes sociales utilicen su poder en la generación de sensaciones en los ciudadanos como medio de condicionar a los politicos para que favorezcan sus intereses e incluso aquellos del común. Y comprenderán mejor que los ciudadanos se sientan desinteresados. Porque no es facil apostar por lo que se siente lejano. 1397124194