Patologías del cambio de horario
DE NUEVO los burócratas desocupados de Bruselas nos han obligado a cambiar el horario de verano por el de invierno, un ejercicio que alterna nuestros biorritmos y que es probablemente inútil porque nadie ha conseguido demostrar el supuesto ahorro energético que provoca la medida. Sin embargo, quienes estamos en contra de estas mudanzas frívolas, tenemos nuevos argumentos para fundamentar nuestra oposición: dormir menos horas de las necesarias (de siete a ocho diarias) altera la capacidad de respuesta del lóbulo prefontal, la parte del cerebro que regula las emociones, y conduce a comportamientos irracionales y primarios, según los grandes especialistas. No se debería, en fin, jugar frívolamente con los ritmos del sueño como si fuéramos máquinas.