EL MIRADOR
ZP visita el frente
EN EL CALENDARIO del Gobierno se ha borrado oficialmente la fecha prevista para la llegada del tren de alta velocidad a la estación barcelonesa de Sants. Ya no será este año, y menos el próximo día 21 de diciembre, en el que iba a celebrarse una solemne ceremonia preelectoral. Pero si el terreno en torno a L'Hospitalet de Llobregat siguiera ofreciendo decaimientos, tal vez la alta velocidad ferroviaria no llegase a Barcelona antes de las elecciones de marzo. Todas las partes concernidas están de acuerdo en un punto: lo primero es la seguridad. Hasta que el subsuelo no dé señales de firmeza, las obras férreas del AVE no avanzarán en el último tramo de su camino a la estación de Sants. José Luis Rodríguez Zapatero ha visitado el frente, y aunque el Partido Popular y Convergencia i Unió digan que no vale hacer ese gesto en domingo, el hecho es que el presidente llegó hasta la línea más peligrosa de la crisis ferroviaria, donde recibió la bienvenida telúrica de un nuevo socavón a unos metros del sitio donde iba a reunirse con los alcaldes de la zona, y en otro momento con el president Montilla y hasta con Villar Mir, presidente de la empresa OHL, a la que se habría intentado atribuir parte del retraso en el tendido de la línea. Pero no hay culpables sino, a lo sumo, uno, el propio Rodríguez Zapatero, porque, dijo, «las obras las encargó el Gobierno de España y los problemas que puedan surgir son responsabilidad del Gobierno». Al situarse en la primera fila de la responsabilidad, el presidente salva a la titular de Fomento, Magdalena Álvarez, pero se queda sin ese cortafuego que facilita el cese o la dimisión de un ministro. A partir de ahora en la crisis ferroviaria se verá a José Luis Rodríguez en la primera línea de fuego y sin la protección que podría esperar de sus compañeros de partido en Cataluña, a los que en la sede central de los socialistas españoles, en la calle Ferraz, se culpa de no haber echado una mano, siquiera simbólica, ni a Magdalena Álvarez. Pero es que en situaciones comprometidas, y la crisis ferroviaria de las últimas semanas en los trenes de cercanías barceloneses y del último tramo en la línea de la alta velovidad pesa como una losa en la Generalitat y en el ayuntamiento, el principio de sálvese quien pueda vence a cualquier deber o sentimiento de solidaridad, por lo que no sería del todo justo que ahora eche en cara la Ejecutiva socialista a sus compañero del Partido Socislista de Cataluña, y en especial al conseller Joaquim Nadal, el apoyo que recibieron en el desplome en El Carmel. Este lunes finalmente se decidió que El Prat no sea estación terminal provisional del AVE, gracias a la documentada argumentación de su alcalde y a una apreciable dosis de sentido común en Renfe, Fomento, Generalitat reunidos en el Centro de Cooperación de Operaciones Ferroviarias. Primero, y así lo había anunciado José Lusi Rodríguez Zapatero, seguridad; luego, solución a los problemas del funcionamiento en dos líneas de Cercanías, y finalmente, la llegada triunfal de la alta velocidad a Barcelona, por mucho que sea el retraso acumulado desde la legislatura anterior.