Condenado a conocerlos

TÉCNICAMENTE, los españoles no somos racistas, porque, tal y como indica el Diccionario de la RAE, no «exacerbamos nuestro sentido racial ni perseguimos a ningún grupo étnico». En cambio, sí somos xenófobos porque sentimos «odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros». Y lo somos porque los hechos lo demuestran: desde el joven sudamericano apaleado por los porteros de un local de copas de Barcelona y lanzado al mar donde se ahogó porque nadie le ayudó, pasando por el joven africano que se quedó tetrapléjico de resultas de una paliza que le propinaron una banda de salvajes hasta la adolescente agredida ante las cámaras de seguridad en un tren por un joven que alega no acordarse de nada porque estaba borracho. Esta agresión sólo puede calificarse de vergonzosa y lamentable, la dejadez de la fiscalía que no atendió el asunto en tiempo y forma, indignante y la actitud altanera e insultante del agresor, bochornosa. Pero, lo más grave es que, hechos así con cada vez más frecuentes y no parece que seamos capaces de prevenirlos. Que no estábamos ni estamos preparados para la avalancha migratoria es evidente. Que nos hemos ido adaptando, más mal que bien, a ver rostros de todos los colores y razas y a oír gran variedad de acentos e idiomas en nuestras calles es obvio. Sin embargo, no hemos aceptado que un porcentaje altísimo de la delincuencia que asola a nuestro país, sobre todo, la organizada, sea extranjera. Las bandas criminales no ayudan en nada a aceptar a aquellos que sí han venido legalmente y con la intención de ganarse la vida honradamente. Sin embargo, ello no justifica que «niñatos» aburridos se entrAetengan agrediendo a seres pacíficos e indefensos. Al individuo de cabeza rapada y chulería desmedida yo le condenaría no a la cárcel, que sin duda lo merece, sino a realizar trabajos sociales en Ecuador, Guatemala, Bolivia, Mali o Senegal para que viera en qué condiciones se vive allí, cuÁl es su necesidad y entendiera porqué tantos de sus ciudadanos, seres humanos como nosotros, lo dejan todo, para trabajar en España.