Punto limpio y seguro

NO HAY duda de que cada año aumenta el volumen de residuos que se reciclan, aunque -como ya he dicho aquí muchas veces- no dejen de ser curiosos los criterios que se aplican para su recogida. Y en buena medida el éxito no viene sólo dado por el aumento de contenedores especiales (que también), que se colocan en las calles, intentando estar cada vez más cerca de los usuarios, porque no cabe duda de que si se les facilita la labor son muchas las personas que están dispuestas a separar de las basuras orgánicas aquellos otros residuos susceptibles de reciclaje. Pero también otra parte de ese éxito hay que atribuirla a la existencia de los puntos limpios, en los que pueden depositarse restos u objetos altamente contaminantes que podrían degradar el medio ambiente bastante más de lo normal. Pero ocurre que los puntos limpios son lugares solitarios y por eso me atrevo a sugerir a quien corresponda que cambie su horario para adaptarlo al de invierno, porque seguramente después de las ocho de la tarde sea mínima la utilización de los mismos y en cambio aumenta sensiblemente el peligro potencial que pueden sufrir quienes allí trabajan, pues esos lugares a veces son «visitados» por individuos que se llevan algunos objetos para su uso o tal vez para venderlos y es posible que los trabajadores del punto limpio puedan sufrir agresiones si se enfrentan a ellos. Por eso creo que debe cambiarse el horario, adaptándolo más a las horas de luz y así que funcionen ininterrumpidamente de 9 a 20 horas para evitar peligros y pulmonías, ya que además la caseta donde se guarece el empleado de turno no tiene calefacción ni radiador de ningún tipo. Increíble en León y en el siglo XXI.