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TRIBUNA

Si existe Dios... se llama Laura Una duda razonable

Publicado por
CECILIO VALLEJO FERNÁNDEZ IMANOL GÓMEZ
León

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MUCHAS veces me he preguntado si es este el momento de alzar la voz de la sociedad civil o por el contrario, bueno, por el contrario, tampoco. ¿Es éste, el momento de escuchar las voces que propagan en voz alta los partidos políticos de la escena leonesa?. Parece que hoy sigue siendo una cuestión de primer orden la identidad de nuestro territorio. Ser leonés, parece que significa obligatoriamente ser autonomista, poner en duda nuestro papel en las escena autonómica actual. Reivindicar nuestro hecho diferencial, basado en fundamentos históricos y culturales, a juicio de algunos, supera la consideración que sobre nuestro territorio hace de él, el nuevo Estatuto de Castilla y León. Puede que en este debate socio-político esté presente la falta de confianza en nuestro porvenir. Puede que tenga mucho ver el excesivo centralismo que ha significado Valladolid, para todos los territorios de Castilla y León, sin distinción, sea cual sea, el nombre del lugar en el que hagamos esta reflexión. Desde 1.983, nuestro futuro no ha sido más esperanzador. Algunos piensan que esto se debe al sometimiento de nuestra provincia, a políticas desafortunadamente centralistas practicadas en esta comunidad de Castilla y León. Yo, muchas veces, y desde un análisis a cierta distancia de los problemas y las propuestas, con el condicionante evidente de pertenecer a este territorio, me planteo la siguiente cuestión: ¿Es nuestra falta de protagonismo en las políticas de Castilla y León, así como la fragilidad de nuestro futuro, la consecuencia de la configuración del mapa autonómico actual, o quizás, se deba a una política de victimismo continuado que durante 25 años, nos ha distanciado del necesario papel protagonista en las decisiones económicas y sociales vitales para nuestro desarrollo? Es tan largo el interrogante como complicada su respuesta. Pero dudo que ante un mapa autonómico distinto, nuestro futuro, en el presente, fuese más esperanzador. Para mí la cuestión se basa en la debilidad que, de cara a los otros, ha supuesto nuestro papel de víctimas. Y sinceramente creo que en un contexto distinto de responsabilidad territorial, nuestro victimismo, seguiría debilitando nuestra prosperidad. Y me refiero a un futuro ligado al crecimiento de la actividad económica, del empleo, de las oportunidades para evitar la migración de nuestros jóvenes que suponen nuestro gran valor patrimonial. Nuestra historia, nuestra geografía y nuestros recursos, están y estarán siempre aquí. Jugarán mejor o peor su papel dinamizador, pero depende de la sociedad y de sus agentes económicos y sociales que el resentimiento se ponga por delante de nuestro futuro, que la confrontación territorial disminuya nuestras oportunidades. ¿Podría ser nuestro presente y nuestras oportunidades distintas a las que actualmente tenemos con otro mapa autonómico? ¿Qué se necesita para cambiar la tendencia presente, tanto la social como la económica?. Este es el debate que a mi juicio nos interesa, que debería sin temor, protagonizar la sociedad civil. Y creo, sinceramente, que el que propone en este momento, la clase política actual, discurre por otros derroteros. Recurrir tantas veces a la palabra «futuro», significa desconfianza, falta de horizonte. No es una obsesión del que escribe, supongo yo mismo, es un sentimiento palpable, es una duda razonable. ¿Es necesario que algo cambie o simplemente se trata de aguantar el tirón?. Tenemos ideas, emprendedores, capital humano, una inmejorable posición geográfica, capacidad para unirnos. Entonces: ¿Qué es lo que falta o sobra?. Busquemos entre todos la respuesta, protagonicemos el cambio, que nadie viva de nuestra necesidad de mejorar. «BUKOWSKI DICE: Siempre mantuve y mantengo la estúpida teoría -tal vez- de que jamás la Pobreza será erradicada, me vaso en que mientras se necesite algo llamado dinero para tener cosas, existirá la compra -o como se le quiera llamar al valor de las cosas. Dicho esto, la pobreza no interesa erradicarla, ya que crea riqueza. La pobreza crea riqueza. absurdo, estúpido¿¿verdad? Tal vez nos les falte razón. Quien escribe esto es solo un humilde servidor de la ignorancia, aun así todavía no le han doblegado sus inquietudes, ni ha tenido que venderlas para seguir tirando. Laura Bozzo, así se llama este «Dios» en el Perú, es un fenómeno de masas entre la gente mas pobre mas ignorante y a cuenta de la pobreza e ignorancia de una parte muy importante del país andino, ha elaborado su fortuna, la fortuna de Laura. Para ser una mujer tan rica también se codeó, colaboró y lamió culos, como el del dictador Fujimori, siendo condenada por la justicia peruana. Pero este «Dios» de los pobres del Perú -así se la considera por una buena parte del lugar- es un dios, extraño, cruel, lascivo y sin escrúpulos, y sobre todo muy sagaz, se parece mucho al Dios que conocemos por estas lides, o tal vez sean el mismo Dios, para eso nos dicen que esta en todas partes. Laura es como una ONG, Laura es una alma caritativa, es una mujer que «defiende a la mujer» Laura es una Robin Hood que reparte comida e ilusiones, instruye en moral y sentimientos y a primera vista esa es la impresión que da a cualquiera que se acerque a su programa de TV. Pero Laura es más que todo eso Laura es una hiena con los dientes afilados como una piraña desbocada ante la manada. La pobreza cree en dioses, y si no pensaran que existe, la pobreza se inventaría uno y si aun así no lo ve claro, la pobreza es capaz de ensalzar a grado de Dios a cualquiera que venga con dos trozas de pan y un poco de agua. Por eso Laura es un Dios en Perú, para muchos peruanos y para una parte enorme de América que día a día siguen sus juicios sumarísimos a través de la tv del país que retransmite para todo Norteamérica. A esta abogada de estudio, no le salió mal aliarse con la pobreza, vio como ven muchos, el gran negocio de la ignorancia y como un fiera hambrienta no dudó ni un instante en morder la yugular del oprimido y olvidado. Y así cada tarde desde el pedestal de su riqueza, lanza arroz con su mirada, ilusiones con sus abrazos, sabedora de que al final de la jornada la caja estará un poco mas llena, su «imagen» más venerada y su «buen corazón», fuera de toda duda. Cada tarde esta fiera de la tv reíne en su circo romano a esposos infieles, adúlteros/as, mujeres embarazadas del azar, y un largo panel de personajes tan insólitos como los espectáculos que permite a los ojos de todos los culpables. Ella, la salvadora de pobres, de familias rotas por el hambre y el alcohol, los sienta en el patíbulo televisivo y con el arte de los samaritanos con estudio, los fusila en directo, los humilla los degrada, y cuando están tan muertos de todo, los hace desaparecer ante la jauría sedienta de sangre que hay viendo el espectáculo en directo, y los expone a millones de personas que ven cada tarde el otro Perú el Perú que interesa que se vea, ese Perú pobre, que crea riqueza y prestigio a los Dioses sin alma. Laura, señala juzga y sentencia. Laura protege asesora y da pan. Por estas razones sus negocios están enfocados a las miserias, por esa razón le llueven las ayudas del régimen. Por eso Laura también es dios y es diablo. En su patíbulo crucifica en la silla al hombre infiel, a la madre soltera ,al novio borracho, y deja que los perjudicados desaten la ira a fuerza de golpes e insultos mientras una legión de forzudos sujeta a la presa, asustada y descubierta. Laura los graba y los difunde, para que el malhechor de sentimientos no tenga donde esconderse. Este Dios llamado Laura sabe bien lo que hace, sabe que cada vez que ella insulta a la presa, la degrada y la hunde, su caché sube, y su imagen, para los pobres de todo, se magnifica. Decían que este Dios mediático y rastrero tal vez estaba firmando un contrato con una cadena privada de España, eso fue hace casi un año, sino más. Aquí, Laura no podrías hacer tu programa porque tú serías todos los pobres que asesinas y humillas. Te lo digo, no porque aquí no halla pobres ni ignorantes que crucificar en tu circo, aquí también se hace, pero a la europea que queda más moderno y si nota menos. Te lo digo, porque tu silla cada día la ocupan otros verdugos y porque¿ - aunque algo gastada- todavía a algunos nos queda un poco de dignidad y fuerzas para defenderla. The End.

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