Mailer y Umbral

PARA HACERSE una idea de lo que es la literatura de Norman Mailer no es del todo necesario haberlo leído aunque siempre sea lo más recomendable. Para intuir lo que es la literatura de Mailer, basta con haber leído algunos libros de Francisco Umbral, quizá el escritor español que más admiró al autor de Los ejércitos de la noche. ¿Por qué admiraba tanto Umbral a Mailer? Porque, sin duda, eran almas gemelas. Los dos tienen un talento descomunal y, eso sí, equiparable en tamaño a su también inconmensurable megalomanía. Los dos se tomaron la literatura como se toma Fernando Alonso la fórmula 1: como una carrera en la que hay que vencer a toda costa al rival sin descartar la posibilidad de machacarlo. Los dos tuvieron espíritu ganador y por eso, cuando apoyaron las causas de los perdedores, sus discursos no resultaban muy creíbles. Las dotes retóricas de ambos -y entendiendo aquí la retórica de un modo positivo, como procedimientos del discurso- fueron excelsas y por eso tantas páginas suyas son tan brillantes como memorables. También ambos coincidieron en que no es infrecuente que mezclen en el mismo libro páginas prodigiosas con páginas sembradas de ilegibles agujeros negros. También ambos gastan el más maravilloso humor. Su tema predilecto es el yo con tres variantes -yo, yo, yo- pero su voracidad cultural y su gran interés por la política suavizan tan pronunciado narcisismo. Los dos son grandes estilistas y por eso es recomendable dosificar bien la lectura de sus magníficos libros. También los dos coinciden en que desesperaron con su machismo a los grupos de feministas. El azar entierra en el mismo año a dos cuerpos gemelos, Francisco Umbral y Norman Mailer.