TRIBUNA
León: una provincia más que solidaria
«Solidaridad entre las regiones y los territorios de España». Esta es una consigna, y en muchos casos exigencia, repetida hasta la saciedad en provincias que, como León, han demostrado ser generosas a manos llenas con sus recursos naturales. No se trata aquí de hacer un ranking de provincias solidarias, pero puestos a hacerlo, León estaría en los primeros puestos de esa honrosa lista. A algunos próceres, dirigentes y también advenedizos de la política y los cargos de esta provincia se les llena la boca con soflamas independentistas, teñidas con cierto matiz de romanticismo trasnochado, creyendo que es la mejor forma de defender los intereses de todos los leoneses cuando para luchar por una provincia lo que hace falta es conseguir proyectos realizables, inversiones reales, financiación palpable, en una palabra, dinero contante y sonante. Centrándonos en el tema que nos preocupa, de lo que se trata aquí es de hacer valer los recursos que tenemos y exigir contraprestaciones por los que ya no tenemos y que merecen, al menos un ejercicio de memoria colectiva. Empezando por expolios tan lamentables como el Pantano de Riaño, -del que se cumplió hace unos meses el 20 aniversario de su cierre-, y recorriendo la larga lista de masacres medioambientales cometidas en esta provincia que han conllevado la desaparición y ruina de montañas y valles emblemáticos con toda su riqueza. Por lo visto, ser una provincia rica en recursos naturales no compensa en absoluto porque esa riqueza es exportada a otros territorios que gozan de un nivel de renta y de vida mejores que el nuestro. Riquezas medioambientales, energéticas, paisajísticas, turísticas¿ que han sido malvendidas, sin que sus propietarios, es decir, todos los leoneses, hayamos obtenido ninguna plusvalía de esa venta forzosa. El agravio más notorio con la provincia de León es la política energética que se aplica en este país. La importancia energética de la provincia de León es indudable, sobre todo por las centrales térmicas y los grandes embalses. La compañía eléctrica Endesa, que tantos ríos de tinta ha hecho correr por la famosa Opa, fue fundada en León e inició su camino en la central berciana de Compostilla I con el fin de aprovechar las reservas de antracita de la comarca. En energía hidroeléctrica somos un punto importante de producción con nueve centrales hidroeléctricas (seis en la Cuenca del Norte y tres en la del Duero) explotadas por alguna de las tres compañías eléctricas que operan en nuestro territorio: Iberdrola, Endesa y Unión Fenosa. Respecto a la energía térmica y gracias a nuestra tradición minera y nuestros recursos carboníferos, ocupamos también una posición destacada con tres centrales térmicas de las cuatro que existen en Castilla y León. (Anllares, Compostilla II y La Robla). Y en cuanto a las fuentes de energía alternativas, León está cobrando fuerza en los sectores eólico, solar, biomasa y biodiésel. Nuestra provincia tiene, por consiguiente, suficientes recursos naturales para crecer por sí misma, para seguir haciéndolo. Riquezas exportables como el agua y la energía, cuyo coste de producción ha exigido muchos sacrificios y cuya explotación merece tener algún tipo de compensación. Tanto el agua como la energía juegan un papel estratégico en el futuro de una provincia, por lo que León estaría en una posición envidiable si tuviera el control sobre ellos. Nuestra producción bruta de energía, 16 millones y medio de mw/h al año, representa la mitad de toda la que se produce en Castilla y León. La mayor parte de esa producción sale de nuestras fronteras para que la consuma el resto de España al mismo precio que la pagamos los leoneses. Algo, a nuestro entender, que se escapa a la lógica. Si no teníamos bastante con los sacrificios que ha hecho esta provincia durante las últimas décadas, ahora la empresa semipública REE pretende levantar una línea de alta tensión entre Asturias (Sama) y Palencia (Velilla) pasando la mayor parte del trazado por territorio leonés. Sus responsables afirman que esta infraestructura de 124 kilómetros con 250 torres de hasta 72 metros de altura es necesaria (¿para quién?) y que el impacto ambiental será moderado. La reacción de los trece municipios leoneses afectados y de la Diputación de León no se ha hecho esperar y ya hay una plataforma creada y dos mil alegaciones presentadas por el momento en contra de dicha autopista eléctrica. Están dispuestos a defender con uñas y dientes el futuro de sus pueblos, basado en gran medida en el desarrollo sostenible del medio ambiente. Algunos apuntan incluso la teoría de que el final de esta línea de alta tensión podría ser alimentar la central nuclear de Santa María de Garoña que, al parecer, tiene los días contados. Una hipótesis que, de llegar a confirmarse, supondría que la finalidad última de esta línea sería garantizar el suministro eléctrico al País Vasco. Desde esta Tribuna pública y una vez más proponemos al Ministerio de Medio Ambiente o a quien tenga potestad y competencias que se establezca un canon energético compensatorio para esta provincia por la explotación de los recursos naturales que posee. Sabemos que es un tema complejo y que debería estudiarse a fondo y con tranquilidad, especialme nte en su elaboración técnica, pero hay que recordar que este canon ya existió en el pasado, lo que colocó a la Diputación de León como una de las más ricas de España al ingresar importantes fondos por este concepto. Con la entrada en funcionamiento de las Autonomías este gravamen desapareció sin que se haya compensando suficientemente por la destrucción de valles, montañas y la consiguiente pérdida de población y crisis socioeconómica que han venido arrastrando muchas comarcas leonesas hasta nuestros días. Otras Comunidades vecinas, como Galicia o Asturias, que también son excedentarias en energía, ya han solicitado por boca de sus máximos dirigentes un canon energético que pretenden incluir en una ley que tendría que aprobar el Parlamento regional correspondiente. Por lo pronto, esta petición parece que tiene el visto bueno del gobierno central, aunque deberán consensuarlo con las principales empresas del sector eléctrico y ahí es donde verdaderamente está el caballo de batalla. ¿Qué hacen aquí nuestros diputados, en Valladolid nuestros procuradores y en Madrid nuestros senadores? Por repartir juego podemos sugerirles que investiguen la mejor manera de no desvirtuar la palabra solidaridad y que traten de aplicarla en todas sus acepciones al territorio que representan y que defienden, de lo contrario, a algunos les faltará pronto el terruño que sostiene su discurso político porque o bien estará sumergido, abierto en canal por autopistas eléctricas o sin gentes que lo habiten.