UPD

LOS SOCIALISTAS terminaron en el PSP del profesor Tierno. Luego, la caída del muro de Berlín, permitió descubrir las cloacas del llamado paraíso de los trabajadores y nos quedamos sin PC. Hasta aquellos éticos y utópicos vascos que hicieron la travesía desde la lucha contra el franquismo a Euskadico Ezquerra, terminaron con Bandrés y Onaindia, en el PSE de mi amigo Jáuregui. De esa generación es Rosa Díez. Compartió gobierno en Turismo («¡Ven y cuéntalo!») con todos ellos, bajo la presidencia de Ardanza y con enormes dotes mediáticas que le catapultaron a disputar primarias y ser cabeza de lista socialista al Parlamento Europeo. Coincidimos mucho tiempo en la vida parlamentaria y estábamos en el mismo acto fundacional del Foro de Ermua a principios de 1998 en el Hotel Ercilla de Bilbao. El PP de Mayor Oreja quería reducir la oferta política al ciudadano al máximo. Tenía muy mal recuerdo del pisto que fue la UCD. Y así trató de barrer a todos los Partidos Regionalistas que nacieron por la falta de propuestas y hechos reformistas para la democracia en un Estado cada vez más asimétrico gracias al egoísmo nacionalista y las necesidades pactistas de PP y PSOE en Madrid a efectos de gobernar cómodamente. Mayor Oreja fue el gran maestre del control y manejo tanto de las asociaciones de víctimas del terrorismo como del Foro de Ermua. Uno de los hombres de máxima confianza de Oreja, fue Fernando Maura, ese Parlamentario que dice haberse pasado al Partido de Rosa. (¡Ojo con los submarinos!). Ahora surge UPD, con Sabater de ideólogo como lo fue de ¡Basta ya!, y R. Diez haciendo el papel de Agustina de Aragón. El manifiesto habla de regeneración democrática, y para eso y como siempre hacen falta: ideas emocionantes. Nueva generación de dirigentes. Reformas que coloquen a los partidos en su lugar, que no es otro que meros servidores e intermediarios entre los ciudadanos y las instituciones. Lo tienen crudo en los tiempos de la televisión como instrumento para llegar a la gente. Salvo que el imperio Prisa, por razones coyunturales, les ayude¿