EN POCAS PALABRAS
Pobreza y democracia
LA OCDE NO SE ha recatado en esta ocasión de manifestar lo obvio con ocasión de la cumbre iberoamericana de Santiago de Chile: la pobreza pone en riesgo la democracia. Ya se sabe que, incluso para la izquierda ideológica, es más progresista, y con razón, prestar unos servicios públicos universales y de calidad que generen igualdad de oportunidades, que ensayar viejas fórmulas redistributivas que frenen el crecimiento. No es, pues, inoportuno sino al contrario que esta cumbre de países ibérico se centrase ahora en el debate sobre la cohesión social, con objeto de situar este objetivo en el centro de las políticas públicas de la región. España ha propuesto incluso la implantación del modelo europeo de los fondos de cohesión a Iberoamérica. Al fin comienzan a darse cuenta las clases dirigentes latinoamericanas de que el fracaso de la democracia y el surgimiento de doctrinas y actitudes heterodoxas se deben a las insoportables diferencias sociales en las repúblicas americanas y a la pervivencia de grandes masas indigentes que han de luchar para combatir el hambre antes de embarcarse en las sutilezas de la libertad.