Diario de León
Publicado por
ARTURO MANEIRO
León

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LOS INDICADORES oficiales, las estadísticas y el IPC comienzan a registrar lo que los ciudadanos de a pie habíamos sufrido desde hace meses: la subida de los precios de los productos básicos. Cualquier persona que hace compras habitualmente se asusta al ver las etiquetas y, sobre todo cuando tiene que pasar por caja a pagar. Todos los productos alimenticios básicos han subido de una manera desproporcionada. Y por fin, el IPC ha encendido una pequeña lucecita de alarma. Lo que todo ciudadano humilde de este país había notado, se hace ahora oficial. Y lo peor de todo esto no es la cifra estadística oficial, sino las justificaciones que se tienen que oír por parte de los expertos. Esos expertos que nos aseguran que sí, los precios de la cesta de la compra han subido, pero se mantienen estables o casi sin subida los que aquellos productos que no están en la cesta de la compra ni en el combustible. Es decir, que si compramos un coche, una pantalla plana, un ordenador, no notaremos esa inflación o subida de precios. Es un consuelo oficial. El problema está en que la gran mayoría de los ciudadanos españoles tienen que comprar todos los días los alimentos, mientras que pueden dejar para otro momento la compra del coche, de la pantalla plana o del ordenador. Estamos ante un problema que afecta a todos por igual, sin excepciones, sólo que los más perjudicados son la mayoría de las familias que viven a duras penas con uno o dos sueldos. Como dicen algunas amas de casa, «hay que volver a la mentalidad de la peseta» comprar con más miramientos, comprar mirando el céntimo de euro. Es más, sería muy bueno que comenzaran a ponerse los precios en céntimos de euro, como los combustibles. Por otra parte, en esta espiral de los precios, sería bueno que el Gobierno tomara alguna medida que no perjudicara al ciudadano. Si cuando bajan los precios, el ministro de turno sale a decir que es gracias a las medidas tomadas por su departamento, cuando suben debería decir lo mismo: reconocer que los precios suben por una mala gestión, buscar la razón y corregir el problema. Siempre con la esperanza de que no se le ocurre subir otra vez los impuestos, que acaban pagando siempre los más débiles. Está claro que este tipo de subidas en los precios de los productos de primera necesidad provocan un ajuste de cuentas familiares, un apretarse el cinturón que repercute en otros sectores. Las familias tenemos que soltar por la borda toda la mercancía que nos lastra: cuotas de teléfono, cuotas de televisión de pago, cuotas de seguros, alquileres de películas, acudir al cine, pago de calefacción, etc, con las consecuentes repercusiones en estos sectores productivos, que ven descender sus ingresos.

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