Diario de León

EL OJO PÚBLICO

¿A quién escuchará Rajoy?

Publicado por
ROBERTO L. BLANCO VALDÉS
León

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SI EL PP pudiera ganar las elecciones sin contar con el electorado conservador más moderado, hacer oposición durante esta legislatura hubiera sido para él un paseo militar. Oponerse habría resultado también casi de libro si los populares no tuvieran que atraerse para ganar los votos de la derecha más recalcitrante. Pero las cosas son en España como son: el PP vertebra a toda la derecha, salvo a la que, en algunos territorios, se agrupa en partidos nacionalistas moderados. Esa es la razón por la que para ganar las generales necesita que le voten todos los conservadores, desde los que tienden al centro (los que apoyan a Gallardón) hasta los que tienden a la derecha pura y dura (los que simpatizan con Acebes). Eso lo saben los dirigentes del PP, pero, como es obvio, lo saben también los del PSOE, quienes con irresponsable habilidad diseñaron en 2004 una legislatura que ha tenido como objetivo estratégico esencial romper en dos a la derecha para alejar, así, la posibilidad de que pudiese sumar los votos necesarios para acercarse a la victoria. De ese modo, y ante una agenda como la de Rodríguez Zapatero (negociación con ETA, segunda descentralización, matrimonio de personas del mismo sexo, antiamericanismo y procastrismo), le quedaban al PP tan sólo dos opciones: o hacer una oposición de perfil bajo para evitar perder apoyos por el centro, pero asumiendo el peligro de sufrir una gran hemorragia electoral por su derecha; o hacer una oposición de tono radical, para mantener controlados a sus votantes más extremos, aun a riesgo de perder a manos llenas electores moderados. La lógica voluntad del PP de huir de esa disyuntiva sirve quizá para explicar el mantenimiento de dos estilos y dos discursos de oposición no plenamente coincidentes (el de Rajoy y el del tandem Acebes y Zaplana) dirigidos a lograr la cuadratura del círculo de no perder electores ni por la derecha ni tampoco por el centro. Si hemos de fiarnos de las encuestas, que confirman casi sin excepciones que el PP ha logrado mantener apenas sin mermas su bloque electoral, la estrategia popular no habría estado tan errada. Aunque los sondeos indican también, casi sin excepciones, que el PSOE aventaja al PP por un margen que le permitiría volver a gobernar. Por eso, hay tantas voces conservadoras que creen que la última parte de la carrera electoral -la que acaba de empezar- debería correrla el PP por las calles del centro de la pista y no por las de la derecha, ya trilladas y llenas de agujeros. La conferencia popular que ayer se clausuró era una oportunidad para Rajoy de cambiar el ritmo de su marcha y ponerse a correr donde están los votos y no los socavones. Ya veremos.

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