Incendios de otoño
España y el «bacalao» autonómico Mucho nos tememos desde La Falange, que Abel Pardo ha decidido fervientemente unirse a esa nueva rama de la picaresca en la que se ha convertido el regionalismo. Mantiene Abel, básicamente, que León es un Pueblo (así con mayúscula) como la copa de un pino igual que pueda serlo el palestino; que si un día fue reino cómo no va a ser ahora comunidad autónoma, y que tanto sentimiento leonés que tienen los leoneses (al parecer todos, incluido el sonrisas de Valladolid) cómo vamos a andar mezclados con los segovianos (que también quieren su autonomía) y con los burgaleses que se creen castellanos. Dice también Abel Pardo que el sentir de los leoneses cuando se hizo la caquita esta de mapa autonómico que tenemos no fue sentido por aquellos políticos tan insensibles de entonces. Y el argumento supremo: joer, si hasta Logroño tiene su comunidad autónoma, así de pequeña y cuna del castellano, cómo no vamos a tener nosotros otra con este pedazo de historia que calzamos. Ah, y que en esta comunidad autonómica de Castilla y León hay muchos más directores generales de Valladolid que de León, cosa que no ocurriría si León fuera autónoma ella en sí y para sí. Oé, oé, oé. Y el PSOE y el PP locales entrando al trapo resaltando que el nuevo estatuto de autonomía de Castilla y León contiene cosas de tanto fuste como la mención del leonés como lengua a proteger y no se les ha ocurrido decir, por ejemplo, que el agravio comparativo con Logroño sería eliminar dicha autonomía. Abel Pardo se indigna cuando lee en un libro de texto que el emperador Augusto pasó por Castilla, ignorando los perversos autores que Castilla no existía ni en pintura y sin reconocer que los únicos que ya estaban antes de que los romanos soltaran sus latines eran los leoneses. En Falange queremos desenmascarar ya a estos que se aprovechan de la crisis del Estado español que ha propiciado ZP o Z, estamos hartos de escuchar discusiones bizantinas sobre si es más pueblo La Rioja o León, sobre cuántas personas hablan más en Salamanca el llionés o el rumano o sobre si la culpa de que no se nos reconozca la identidad leonesa, ya que bullía en esta tierra antes que planta humana la hollase, la tienen los Reyes Católicos o Martín Villa. Esto de las diecisiete comunidades autónomas es caro, bobalicón, aliena al personal de a pie y es escala de pícaros modernos. Hay que suprimirlas ya. Estado central, España grande y libre que lleve las cuentas comunes y ponga orden y que los españoles se animen a casarse como siempre: entre todos, vascos con leonesas, leoneses con catalanas¿ a ver si se les cura a todos la obsesión por el pedigrí y el complejo de pueblo elegido para la gloria municipal. Y en cuanto a los gobernantes, los que parten el bacalao autonómico, mejor que no estén o los que tengan que estar como delegados del Estado español sean de lejos así se hace uno la ilusión de que están puestos ahí por sus méritos y que saben lo que se traen entre manos. No deseamos conocer a quién nos gobierna, no nos gusta que nos acaricien el lomo diciéndonos que su poder es el nuestro y mientras nos saquen la billetera en nombre del espíritu del pueblo. No queremos entrar en debates de que, si galgos que si podencos o si descendemos de los celtas o de los caucásicos, porque esa es otra, no sé por qué demonios a la hora de buscar ancestros presentables ningún nacionalista de ningún lado se acuerda del honesto gremio de los repartidores de butano, que son todos del extrarradio y tienen un árbol genealógico de campeonato. Jesús Prieto Olivera (Jefe Territorial de La Falange de Castilla y León) Raquel (Ponferrada).