Diario de León
Publicado por
PACO SÁNCHEZ
León

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LA PRIMERA noticia me pilló desprevenido y me limité a pensar «¡qué insensatez!» o algo parecido. Eran las madres de no sé qué pueblo que decidieron empelotarse en un calendario como modo de conseguir fondos para que sus hijos pudieran tener actividades extraescolares en el colegio. Ya el año pasado hicieron lo mismo las madres de los jugadores de un equipo de fútbol en no recuerdo qué pueblo levantino. Así que ni siquiera en eso, en el supuesto desvelo por sus hijos, eran originales. Pero hace dos días aparecieron las azafatas de cierta línea aérea y presentaron otro despelote de sí mismas para ayudar, por lo visto, a los discapacitados. Y ayer fueron las mozas de un pueblo ourensano las que tuvieron la caritativa ocurrencia, en este caso, para financiar las fiestas locales. Antes, ya saben, se adelantaron los bomberos de aquí y de allá, las abuelas de yo que sé o las alumnas de tal carrera. Pero este arreciar de empelotes aficionados me dejó algo perplejo hasta que caí en la cuenta de que estamos en fechas: ¿cuándo, si no, se van a vender calendarios? No se trata, pues, de una manía creciente. Quédense tranquilos y tranquilas los profesionales y las profesionales. Simplemente toca, porque avanza noviembre y las rifas ya no funcionan. Me preocupa más el trasfondo: ¿qué idea tiene esa gente de nosotros?, ¿piensan que sólo con sus desnudeces pueden movernos a compasión?, ¿qué idea tienen de su intimidad?, ¿piensan que lo de «comerciar con el cuerpo» no se les aplica si invocan motivos piadosos? Quizá lo que ocurre es que les apetece desnudarse y lo elaboran un poco, e incluso terminan creyéndoselo. Repasaba estos días un ensayo de Steiner sobre la lectura antes de recomendarlo a mis alumnos. Allí se decía: «Hay muchos que se tienen a sí mismos por seres emancipados cuando lo único que han hecho es desabrocharse la ropa».

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