TRIBUNA
Cavaco Silva y la autovía León-Portugal
EL CLAUSTRO de Doctores de la Universidad de León nombró a finales del curso pasado al presidente de la República Portuguesa, Aníbal Cavaco Silva, «D octor Honoris Causa»; un reconocimiento que está pendiente de hacerse efectivo. Desde la Asociación de Amigos de Portugal en España nos congratulamos de ello y felicitamos tanto al estadista portugués como a quien defendió esa oportuna iniciativa, el Profesor José Luis Placer, cuyo conocimiento sobre Portugal, nos consta, es muy amplio. Es evidente que los contactos académicos de la ULE, regida por Ángel Penas, con el País vecino son intensos y favorecen de manera muy positiva las relaciones entre los dos países ibéricos. Hemos reiterado en diversas ocasiones que la potencialidad de la Península Ibérica con algo más de cincuenta y siete millones de habitantes, en el contexto geográfico de la Unión Europea no está eficazmente dimensionada en las relaciones bilaterales en el ámbito estatal. Unas relaciones que no se corresponden con la importancia del intercambio comercial: España es el primer país importador para Portugal y Portugal está entre los tres países a los que más exporta España. Todo ello a pesar de los esfuerzos que se vienen obser vando por parte del Gobierno, de las comunidades autónomas españolas limítrofes con el vecino País y de algunos grandes grupos empresariales; por eso es oportuno el homenaje que desde León se le va a hacer directamente al presidente Cavaco Silva. Dicho esto, insistimos que hay un desfase entre los contactos académicos y comerciales con los que a nosotros, como Asociación Cultural, nos preocupan más, que no son otros que los humanos y sociales. Claro que para que esa integración humana se produzca con naturalidad falta mucho camino por recorrer. Todavía hoy, muchos españoles observan a un turista o a un inmigrante portugués igual que a otro que llega del sudeste asiático por citar, con todo respeto, un lugar geográficamente distante, es decir, no se le considera ni amigo ni vecino. Las causas son muchas y no sólo imput ables a los españoles. Sin embargo una de esas causas, ya lo h e dicho muchas veces, se debe a una frontera impermeable, a una «raya» ultra-periférica reforzada por motivaciones políticas llenas de recelos estúpidos durante demasiado tiempo. Que Portugal, el reino de Portugal nace, «arranca» de León, es algo que sólo ahora se empieza a hablar de ello tanto allí como aquí, lo que no deja de ser «un lamentable olvido histórico». Pues bien, es cierto que hablar hoy de fronteras en la Unión Europea es una broma, pero han sido determinantes en las comunicaciones de los pueblos y sus gentes en el pasado. Son esas comunicaciones y expresamente las viarias las que trataré de relacionar con lo anteriormente expuesto, me refiero a la ya vieja pretensión de unir directamente León, con el norte de Portugal. Fracasó el intento del ferrocarril proyectado al principio del siglo XX por el ingeniero militar bañezano General Benavides. Desde entonces no se ha dejado de reivindicar la unión de León y Bragança por una vía rápida, algo que vuelvo a reivindicar en este momento. Quiero hacer un reconocimiento especial al magnífico trabajo periodístico firmado por Ana Gaitero, sobre este tema, aparecido en El Diario de León el día 11 de noviembre pasado. La unión de León con Portugal ya existe, pero sólo a través de una deficiente carretera comarcal, la CL-622, que va de León a la frontera en Calabor, por Santa María del Páramo, La Bañeza y Puebla de Sanabria, y desde ahí a Bragança. Es obvio, por tanto, que lo que pretendo aquí es insistir en el proyecto de la Autovía León-Portugal. La otrora deprimida zona de Tras-Os-Montes, cuya cabecera, Bragança, está bien comunicada con el resto de Portugal por la IP4 y por el este con la autovía hacia Zamora por Quintanilla. Sin embargo aquí estamos hablando de unir esa zona con León. Por el camino «nos cruzamos» con la Autovía A52 (Rías Baixas) en Puebla de Sanabria, la Autovía A-6 (Noroeste) en La Bañeza, capital natural de las dos zonas más desarrolladas de León, como es el Órbigo y El Páramo, para llegar a la «capital del viejo reino», donde el enlace con Asturias por la A-66 y Burgos, País Vasco y Francia por la A-231, la convertiríamos en una «comunicación global». Sí quiero recordar que la Junta de Castilla y León reconoce, al hablar de infraestructuras, que la «accesibilidad de las zonas periféricas es una prioridad y en especial con las comunidades vecinas y con las regiones norte y centro de Portugal». A su vez la autovía de la que estamos hablando, aunque sin definirla así, se cita en dos de las medidas del llamado «Plan Oeste» impulsado por el presidente Rodríguez Zapatero, en concreto la medida 61 dice textualmente: «Con la transformación de la actual CL-622 uniremos La Bañeza y Puebla de Sanabria» y la medida 65 dice: «Comunicaremos mediante una vía rápida Bragança con Puebla de Sanabria modificando la actual CL-622». Son por tanto actuaciones que ya los políticos han observado como convenientes, lo que haría falta es llamar las cosas por su nombre. La autovía León-Portugal vertebraría tres importantes comarcas leonesas: Tierras de León, El Páramo y Tierras de La Bañeza, potenciaría la Sanabria zamorana y daría salida al norte de Portugal. Nuestros polígonos industriales, las áreas logísticas ya en ejecución, el turismo, las demás relaciones comerciales, y desde lueg o las humanas, se verían definitivamente reforzadas en unas comarcas que lo necesitan de manera tan evidente que cualquier esfuerzo políti co en este sentido merecerá la pena.