Contra las cuerdas
A LA huelga desde hace una semana del transporte público, cuyos trabajadores son contrarios a la reforma de los regímenes especiales de jubilación, así como a la movilización estudiantil frente a la ley de autonomía universitaria, se unió ayer la huelga de los funcionarios franceses para reclamar una mejora salarial. Nicolas Sarkozy acaba de ganar unas elecciones presidenciales con un programa complejo que pretende defender los intereses generales de sus ciudadanos; y abiertamente hay que decir que no es democrático el intento de frustrar dicho programa en defensa de unos intereses particulares que son, además, heterogéneos. Hace bien el presidente francés, que lo cierto es que está contra las cuerdas, resistiéndose a este gremialismo particularista.